UN CENTENAR DE NIOS ESPAÑOLES PERMANECEN SECUESTRADOS POR SUS PADRES DESDE HACE AÑOS

- La Federación de Mujeres Separadas y Divorciadas denuncia que algunos de estos secuestros parento-filiales datan de 1988

MADRID
SERVIMEDIA

Un centenar de niños españoles se encuentran en la actualidad secuestrados por uno de sus progenitores, en la mayoría de los casos por su padre. Algunos de estos menores están desaparecidos desde 1988, aunque a partir de 1990 este tipo de secuestro ha aumentado de forma alarante.

Según un estudio al que ha tenido acceso Servimedia, elaborado por Ana María Pérez del Campo, directora del Centro de Atención, Recuperación y Reinserción de Mujeres Maltratadas que gestiona la Federación de Mujeres Separadas y Divorciadas, en el 90 por ciento de los casos estos secuestros suceden con ocasión de la separación o el divorcio.

La sustracción más frecuente es la de un sólo menor, aunque en algunos casos son más. Niños y niñas son indistintamente vulnerables al secuestro parentofilial y ofrecen mayor riesgo cuanto menor es su edad. En general, los menores de dos años son las víctimas más frecuentes, seguidos de los comprendidos entre los 3 y los 5 años y, en último término, está la franja de entre 6 y 7 años de edad.

En España, la edad media de los niños y niñas desaparecidos en estas circunstancias es de 3 años en el momento de su desaparición. Algunos menores tenían apenas meses.

PERFIL DEL SECUESTRADOR

La edad media del progenitor que secuestra a su hijo es de 28 a40 años. Utilizan varios medios de transporte para ejecutar el secuestro y los menores suelen ser raptados durante las horas de visitas o vacaciones establecidas por el juzgado.

El secuestrador, según el informe, suele comunicarse con el otro progenitor una vez efectuado el secuestro, para anunciarle que no volverá a ver al pequeño, y no suele utilizar la fuerza física para llevarse al niño.

En un 50 por ciento de los casos el sustractor cuenta con cómplices. Estos suelen ser miembros de la famila, amigos o compañeros actuales del secuestrador. Además, el raptor habitualmente amenaza al otro progenitor con el secuestro del menor mucho antes de efectuarlo, poniendo condiciones abusivas a cambio de no hacerlo.

A menudo, el sustractor se considera por encima de la ley, menospreciando las resoluciones judiciales. En no pocas ocasiones, según el estudio, se utiliza este tipo de secuestros con el fin de obligar al otro progenitor a retirar sus acciones legales y a restaurar la convivencia o, en otrs casos, para que su pareja acepte condiciones patrimoniales o económicas abusivas.

EFECTOS DEL SECUESTRO

Las consecuencias de un secuestro parento-filial son muy graves para el menor, según los resultados del estudio, entre otras cosas porque generalmente se le traslada clandestinamente del hogar y fuera de su país de origen.

Se priva al niño de toda comunicación con el otro progenitor y muchas veces se le engaña diciéndole que éste ha muerto o que le ha abandonado. En la mayoría de los casos e convierte al pequeño en fugitivo, sometiéndole a un permanente cambio de lugar para burlar el control policial.

Normalmente, el niño secuestrado presenta sentimientos de frustración o depresión, pueden sufrir malnutrición, en casos extremos algunos sufren abusos sexuales o maltrato físico, son muy vulnerables, muestran deficiencias de integridad emocional y en la mayoría de los casos el menor que ha sufrido estas circunstancias genera una posterior conducta antisocial.

(SERVIMEDIA)
23 Abr 1999
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