La sanción que poría aplicarse a la presidenta de Renfe sería de hasta 45 días de suspensión de su sueldo, si se considerara como falta grave la posible negligencia en la conducción del tren.

CCOO presentará esta demanda ante la Comisión de Seguridad en la Circulación, órgano paritario entre empresa y sindicatos para el seguimiento de las infracciones cometidas por los maquinistas y otros trabajadores de Renfe.

"Si Mercé Sala quiere ejercer de maquinistas, tendrá que hacerlo con todas sus condiciones. Los maquinitas se rigen por el reglamento de Circulación y ella no va a ser una excepción", afirmaron a Servimedia fuentes de CCOO.

Estas fuentes explicaron, tras conversar con el interventor del tren de cercanías de la línea C-7 entre Príncipe Pío y Alcalá de Henares, que el incidente se produjo porque la estación de El Tejar queda en pendiente, por lo que la frenada fue "poco firme" y el tren se movió ligeramente hacia atrás. También precisaron que nadie se cayó ni sufrió ningún tipo de daño.

CCOO cree qu la actitud de la presidenta es de "intrusismo", y tiene presentada una demanda ante la autoridad laboral en la que le acusa de "ejercer el esquirolaje", por conducir un tren durante una huelga sin respetar los servicios mínimos.

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Por su parte, fuentes de la empresa explicaron que el "pequeño movimiento hacia atrás y delante" se produjo por la coincidencia de la frenada con la descompresión de los frenos y la apertura de las puertas.

También dijeron que el viajero que se quejó dela conducción del tren y solicitó el número de identificación del maquinista es Miguel Angel Casas, el abogado de Las Rozas que ya denunció el año pasado la accidentada conducción de la presidenta.

Mercé Sala ha realizado dos cursos de 200 horas de duración cada uno para conducir los trenes de cercanías de la serie 440 (antigua) y 460 (nueva), lo que permite el Reglamento de Circulación, aunque no se tenga el título de maquinista.

La presidenta de Renfe conduce habitualmente desde la estación de ríncipe Pío, cerca de donde vive, hasta la de Chamartín, lugar donde están las oficinas de Las Caracolas. Ella justifica su actitud para estar en contacto con la realidad de los trabajadores y viajeros de Renfe, además de "porque le gusta".