“Las agresiones que sufre el personal ferroviario, principalmente el que trabaja de cara al público, son motivadas en numerosas ocasiones como reacción a la mala gestión y al mal servicio que las empresas o administración ofrecen”, destacó el sindicato.

En este sentido, puso como ejemplo la supresión de servicios, los retrasos y las anomalías, unidos a la desinformación que tienen trabajadores y ciudadanos cuando estos hechos se producen. A su juicio, todo ello genera “violencia contra el eslabón más débil y expuesto de la cadena de responsabilidad”.

“El propio desempeño de sus funciones laborales, velando por la seguridad, el bienestar y el buen uso de espacios compartidos, supone en sí un riesgo de sufrir conductas violentas físicas o verbales amenazantes, intimidatorias y abusivas”, alertó CCOO.

“Sabemos que la educación cívica, la información, el conocimiento y la conciencia ciudadana son la mejor prevención ante esta amenaza de terror laboral. Pero también es de vital importancia la prevención y la protección que las empresas están obligadas a proporcionar por ley a sus plantillas”, enfatizó.

Este sindicato señaló que este problema tiene una doble vertiente. Por una parte, el “preocupante incremento” de agresiones recibidas por el personal ferroviario y, por otra, la falta de denuncias de las personas afectadas debido a su “normalización”. Así, advirtió de que el número de agresiones reales “excede considerablemente al número de denuncias registradas en las empresas ferroviarias”.