El informe, titulado "Camerún: la impunidad apuntala el abuso persistente", detalla que, durante los últimos 10 años, las fuerzas de seguridad de este país se han extralimitado en sus funciones habituales y sus actuaciones han quedado impunes en casi todos los casos.

El director adjunto del Programa Regional para África de Amnistía Internacional, Tawanda Hondora, señaló que "en Camerún no se tolera la oposición política. Toda opinión disidente se reprime mediante la violencia o el abuso del sistema de justicia para acallar las voces críticas".

En este sentido, recordó que a finales de febrero del año pasado las fuerzas de seguridad camerunesas mataron a un centenar de personas durante las manifestaciones contra la constante subida del coste de la vida.

Hondora apostilló que "la práctica de silenciar a los medios de comunicación es motivo de especial preocupación. Si se considera que un periodista critica excesivamente al Gobierno, se procede a amordazarlo y a cerrar la emisora de radio o televisión".

Por ejemplo, el periodista Michel Mombio fue detenido el pasado mes de septiembre, estuvo 10 días bajo custodia y después fue trasladado a la prisión central de la capital (Yaundé), acusado de fraude y chantaje. Ahora continúa bajo custodia y sin juicio.

Además, el informe de Amnistía Internacional refleja que las condiciones penitenciarias en Camerún se caracterizan por el hacinamiento y la insuficiente alimentación y asistencia médica.

El estudio indica que, con excesiva frecuencia, se recluye a las personas menores de edad en las cárceles junto a personas adultas y no existe una separación adecuada entre hombres y mujeres, lo que da lugar a agresiones sexuales y otras formas de violencia y explotación.

En esta línea, informes recibidos por Amnistía Internacional apuntalan que las prisiones camerunesas están infestadas de ratas y cucarachas, y que algunos reclusos han recurrido a dormir en los aseos al no disponer de otro sitio donde descansar.