Así se expresó Calviño en una entrevista en RNE recogida por Servimedia, donde dio por hecho que el Gobierno va a revisar al alza sus previsiones de inflación en el cuadro macroeconómico que debe presentar en otoño junto a los Presupuestos Generales del Estado (PGE) aunque no fue tan rotunda con el PIB.

En relación con la inflación, apuntó que “va a seguir en estos niveles tan elevados”, por encima de los dos dígitos, durante julio y agosto y que empezará a bajar en otoño.

A este respecto, explicó que el precio del gas se ha duplicado en las últimas semanas y el del petróleo está bajando un poco y “ya se está notando en la gasolina”. Además, señaló que “el tirón del turismo también está haciendo que suban los precios para compensar los años de pandemia con una situación de precios muy bajos”.

En este contexto, defendió que el objetivo es que el IPC se sitúe en el entorno de la media de la Unión Europea para que las empresas españolas no pierdan competitividad, además de amortiguar el impacto negativo sobre los ciudadanos y las empresas tomando medidas para que se produzca un “reparto justo” de dicho impacto.

“Depende de nosotros ver como respondemos a la guerra y tener un reparto justo de ese impacto negativo que es inevitable”, prosiguió Calviño, quien afirmó que “combatir la inflación es el reto principal a corto plazo”.

En este punto, valoró que la situación española es mejor que la de otros países europeos que “se están preparando para cortes de suministro, cortes en la producción industrial, tienen la mitad de las nucleares paradas o desabastecimiento de alimentos”.

Por último, preguntada por si en España pueden llegar recomendaciones como duchas más cortas y más frías, lo descartó aunque defendió que “empezar a tomar medidas que nos lleven a una mayor eficiencia energética es de sentido común. “Tenemos que ser lo más eficientes posibles pero manteniendo una vida lo más normal posible porque tenemos una mejor posición de partida que otros países”, concluyó.