Como una boda más de las que se celebran en la ciudad hispalense, el enlace nupcial entre Elena de Borbón y Jaime de Marichalar ha cumplido con la tradición sevillana de llevar huevos a Santa Clara para pedir que no llueva el día de la ceremonia.

"Que no se cansen en preguntar, porque traigan huevos o o vamos a rezar para que sean muy felices y no se separen nunca", afirmó una de las cinco hermanas que residen en la actualidad en el convento de clausura.

Aunque los huevos pueden llegar hasta la víspera de la ceremonia, el convento ha recibido ya la visita de dos sevillanas que han dejado en el torno cuatro cartones de docena y media y han pedido expresamente oraciones por la infanta. "La nuestra es una oración continua que sale como la respiración para que no llueva el día de la boda, pero sí todoslos demás, que hace mucha falta", afirmó la monja.

Los huevos son convertidos después en dulces que las hermanas entregan a las personas necesitadas y a otros conventos de Sevilla. "No se piense usted que esto es un comercio de pasteles", puntualizó la monja clarisa.