Los especialistas señalan que la blefaroplastia es una cirugía poco invasiva y efectiva tanto para la salud general como para la salud ocular, especialmente si la realiza un cirujano oftalmólogo con amplia experiencia en este campo. En la mayoría de los casos no implica complicaciones y, si las hay, indican que suelen ser menores. Recomiendan acudir a una clínica reconocida con profesionales experimentados y que en un examen previo a la operación el cirujano evalúe que el paciente es apto para someterse a esta técnica.

Asimismo, explican que es una cirugía ambulatoria que dura, como máximo, una hora, de modo que el paciente regresa a casa el mismo día de la intervención. El cirujano le indica algunos cuidados para que la recuperación sea lo más leve y rápida posible. Los días siguientes al procedimiento, el paciente debe estar en reposo y evitar hacer esfuerzos o conducir. Después, se irá reincorporando a su rutina de manera gradual. El tiempo de recuperación, en general, depende de la salud y la edad del paciente, así como del seguimiento de los cuidados postoperatorios recomendados.

Esta cirugía se realiza bajo anestesia local y sedación. En algunos casos, si fuera necesario, se utilizará anestesia general. A medida que desaparecen los efectos de la anestesia pueden aparecer molestias por la inflamación. El cirujano dará algunos consejos para aliviarlas y podría prescribir algún fármaco.

La blefaroplastia es una cirugía mediante la que se elimina el exceso de piel y grasa de los párpados, hace desaparecer las bolsas y tensa la musculatura subyacente. Sin embargo, esta técnica no quita las arrugas alrededor de los ojos ni evita la caída de las cejas. El 'lifting' es una técnica diferente que se enfoca en el rostro en general. Sostienen, además, que una de las ventajas de la blefaroplastia es que el paciente no muestra el aspecto de una persona operada.