Las víctimas del atentado, perpetrado el domingo en la provincia de Kandahar, eran dos doctores que trabajaban para la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el conductor del coche en el que viajaban, todos nacionales afganos.

Los médicos llevaban a cabo una campaña de vacunación contra la poliomielitis y se transportaban en vehículos claramente marcados con el emblema de la ONU.

Además de los muertos, el asalto dejó heridas a más de 10 personas que se encontraban cerca del sitio de la explosión. La agresión ocurrió un día después de otro ataque suicida que costó la vida al gobernador de la provincia de Logar, cerca de Kabul, según un comunicado de Naciones Unidas.

Ban Ki-Moon afirmó que estos actos "cobardes e inaceptables" muestran "la cara brutal de quienes se oponen al avance hacia la paz y la reconstrucción de Afganistán".