Con motivo de la Cumbre de la Transformación de la Educación, que celebra Naciones Unidas en Nueva York estos días, la organización pidió a los gobiernos del mundo que cumplan con sus compromisos de financiación y realicen un ejercicio de cooperación para la escolarización urgente y el reconocimiento de títulos de los niños migrantes, refugiados o solicitantes de asilo.

Ayuda en Acción recuerda que muchos niños estuvieron "hasta dos años sin poder acudir a sus centros escolares" tras la covid, como ocurrió en Perú, y esto ha afectado al aprendizaje. Además, alrededor de 617 millones de menores en el mundo carecen de los conocimientos básicos en aritmética y de un nivel mínimo de alfabetización, según los datos de Naciones Unidas.

"Un problema mundial que, sumado los impactos de la crisis climática y los conflictos que han desembocado en una crisis alimentaria global, ha provocado a su vez la gran crisis de la educación: entre 10 y 16 millones de niños y niñas no han vuelto a la escuela tras la interrupción por la pandemia. Y, hasta ahora, los distintos gobiernos del mundo no han conseguido dar una respuesta eficaz a este grave problema", expuso la entidad en un comunicado.

Sin embargo, Ayuda en Acción considera que estos días hay "una oportunidad" de cambiar las vidas de millones de niños con la citada Cumbre para la Transformación de la Educación de Naciones Unidas, como "un espacio fundamental para empezar a revertir esta situación y asegurar el cumplimiento del Objetivo de Desarrollo Sostenible 4 -al que no llegamos para 2030, como se había comprometido- y conseguir el acceso a una educación de calidad para las niñas y niños en todo el mundo".

“Lo primero es que los países cumplan con sus compromisos relativos a la financiación”, explicó Icíar Bosch, responsable de Educación de Ayuda en Acción. Para que esto se materialice es necesario establecer calendarios y metas concretas para que los gobiernos y la comunidad internacional pongan en marcha medidas y políticas para cumplir con los compromisos de financiación.

“Lo segundo es la cooperación y solidaridad entre los países a la hora de escolarizar y acreditar la formación de población migrante, refugiada o solicitante de asilo”, añadió Bosch. Y es que esta es una respuesta básica a las continuas crisis humanitarias que conllevan desplazamientos e interrupciones escolares.