El estudio de José Luis Sanz y Francisco Ortega, que será publicado en el próximo número de la revista "National Geographic" llega a esta conclusión tras constatar que algunos de los fósiles encontrados revelan que algunas aves primitivas tenían un esqueleto que presentaba similitudes con el de las actuales.

José Luis Sanz, catedrático de Paleontología de la Uniersidad Autónoma de Madrid y director de las investigaciones que se desarrollan en el yacimiento de las Hoyas, declaró a Servimedia que entre las coincidencias destaca la aparición del pigóstilo, las últimas vértebras caudales, en algunas de estas aves.

Además, uno de los ejemplares de ave primitiva, el eoalulavis, que sólo se ha encontrado en el yacimiento de Cuenca, presenta la primera evidencia de la aparición de plumas específicamente adaptadas para realizar una función voladora.

Los fósiles allados por los investigadores españoles demuestran que este ave contaba en su plumaje con álula, un conjunto de plumas localizadas en el primer dedo que permite al ave volar a baja velocidad.

Según José Luis Sanz, estos rasgos hacen que las aves halladas en las Hoyas "sean las que más evidencias han proporcionado sobre el sistema de vuelo de las aves primitivas".

El el yacimiento conquense han aparecido tres ejemplares distintos de aves primitivas: el iberomesornis, el concornis y el eoalulavis. Al igual que ha ocurrido con las investigaciones realizadas en los yacimientos chinos, los paleontólogos que trabajan en las Hoyas mantienen que los fósiles encontrados demuestran que las aves actuales evolucionaron directamente de dinosaurios.

Para José Luis Sanz, está claro que estos fósiles "confirman el origen dinosauriano de las aves. Estos ejemplares tienen rasgos de dinosaurios que combinan con carácteres de las aves actuales".