El último ejemplar encontrado muerto, probablemente envenenado con estricnina, es un águila perdicera, especie que sufre una fuerte regresión en la Península Ibérica.

El águila fu encontrada por biólogos del Grupo de Estudio de Rapaces de Valencia en el nido, junto a la puesta, que se había malogrado. La pareja criaba en el Valle de Ayora, cerca de la Reserva Nacional de Caza de la Muela de Cortés.

Según los ecologistas, aunque no existe ninguna duda de que el animal murió por envenenamiento, el Grupo de Recuperación de la Fauna Autóctona de Madrid efectuará un análisis toxicológico para confirmar las causas de la muerte.

Los ecologistas mantienen que existen varios cotosde caza en la zona que utilizan regularmente cebos envenenados para el control de predadores. En uno de ellos aparecieron en los últimos meses varios perros pastores, zorros y córvidos muertos por la ingestión de estricnina.

El pasado día 9 apareció en el término municipal de Utiel (Valencia) el cadáver de un jabalí, muerto en uno de estos cotos en extrañas circunstancias, según denunció el Programa Antídoto.