Ciencia

El amor hacia los hijos es más intenso que el romántico, según un estudio

MADRID
SERVIMEDIA

Un estudio realizado por investigadores de universidades de Alemania y Finlandia concluye que el amor que experimentan los padres por sus hijos genera la actividad cerebral más intensa asociada a ese sentimiento, seguido de cerca por el amor romántico.

El estudio, publicado este lunes en la revista ‘Cerebral Cortex’, de la Universidad de Oxford (Reino Unido), se basa en el análisis de imágenes por resonancia magnética funcional realizadas a 55 personas adultas para medir la actividad cerebral mientras estas reflexionaban sobre breves historias relacionadas con seis tipos diferentes de amor.

Los autores indujeron sentimientos de amor relacionados con la pareja romántica, los hijos, los amigos, la compasión por un extraño, las mascotas y la naturaleza.

"Ves a tu hijo recién nacido por primera vez. El bebé es tierno, sano y fuerte: la mayor maravilla de tu vida. Sientes amor por el pequeño", es una afirmación que, por ejemplo, se expuso a 55 padres que se describieron a sí mismos como personas que mantenían una relación amorosa.

Pärttyli Rinne, de la Universidad de Aalto (Finlandia), subraya: “Ofrecemos una imagen más completa de la actividad cerebral asociada a los diferentes tipos de amor que las investigaciones anteriores".

"El patrón de activación del amor se genera en situaciones sociales en los ganglios basales, la línea media de la frente, el precúneo y la unión temporoparietal a los lados de la parte posterior de la cabeza".

RECOMPENSA

El amor hacia los hijos generó la actividad cerebral más intensa, por delante del amor romántico.

Rinne indica que en el amor paternal se produce “una activación profunda del sistema de recompensa del cerebro” mientras un padre o una madre “se imaginaba el amor, algo que no se observó en ningún otro tipo de amor”.

Según la investigación, la actividad cerebral está influenciada no solo por la cercanía del objeto del amor, sino también por si se trata de un ser humano, de otra especie o de la naturaleza.

Como era de esperar, el amor compasivo hacia desconocidos fue menos gratificante y provocó una menor activación cerebral que el de las relaciones cercanas. Por su parte, el amor a la naturaleza activó el sistema de recompensa y las áreas visuales del cerebro, pero no las áreas sociales del cerebro.

MASCOTAS

La mayor sorpresa para los investigadores fue que las áreas cerebrales asociadas con el amor entre personas resultaron ser muy similares, con diferencias que radicaban principalmente en la intensidad de activación.

Todos los tipos de amor interpersonal activaban áreas del cerebro asociadas con la cognición social, a diferencia del amor por las mascotas o la naturaleza, con una excepción.

En el estudio se expuso la siguiente afirmación: “Estás en casa, tumbado en el sofá, y tu gato se acerca a ti. Se acurruca a tu lado y ronronea soñoliento. Amas a tu mascota”.

"Al observar el amor por las mascotas y la actividad cerebral asociada a él, las áreas cerebrales asociadas con la sociabilidad revelan estadísticamente si la persona tiene o no una mascota. En el caso de los dueños de mascotas, estas áreas están más activas que en el caso de los no dueños de mascotas", afirma Rinne.

La comprensión de los mecanismos neuronales del amor no solo puede ayudar a orientar los debates filosóficos sobre la naturaleza del amor, la conciencia y la conexión humana, sino que los investigadores esperan que su trabajo mejore las intervenciones de salud mental en afecciones como los trastornos del apego, la depresión o los problemas de relación.

(SERVIMEDIA)
26 Ago 2024
MGR/clc

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