Una periodista que informó sobre el inicio de la pandemia en Wuhan; un monje tibetano que expresaba opiniones políticas en su web; una defensora de derechos humanos que denunció casos de tortura; un académico que proponía medidas para acabar con la discriminación de su etnia, y un abogado desaparecido desde hace tres años son los protagonistas de esta campaña, lanzada con motivo de la celebración de los Juegos Olímpicos de Invierno en el país asiático.

Bajo el lema 'Pekín 2022 se pasa la libertad de expresión por los aros', la iniciativa pretende dar a conocer a nivel mundial las historias de estas cinco personas y reclamar su libertad inmediata.

Por ello, grupos de activistas de Amnistía Internacional organizarán a partir de hoy diversos actos de denuncia en catorce ciudades de España, entre ellas Madrid, Barcelona, Valencia, Murcia, León y Vitoria.

En ellas, tendrán lugar simulacros de ceremonias de inauguración y entrega de medallas en los que se visualizarán estos cinco casos, ejemplos de la represión que se vive en el país que acogerá este evento deportivo desde el 4 de febrero.

Para Esteban Beltrán, director de Amnistía Internacional en España, “los Juegos Olímpicos de Invierno de Pekín prometen ser un espectáculo deportivo memorable, pero su audiencia mundial no puede ignorar deliberadamente lo que ocurre en otras partes de China".

“Hay abogados y activistas encarcelados por su trabajo pacífico; sobrevivientes de agresiones sexuales a quienes se castiga por denunciar; miles de ejecuciones cada año; y los grupos étnicos musulmanes son sometidos sistemáticamente a internamiento masivo, tortura y persecución”, agregó Alkan Akad, investigador sobre China de Amnistía Internacional.

Amnistía Internacional no pide a las federaciones ni a los deportistas que boicoteen estos Juegos -ni ninguna otra competición deportiva-, pero sí reclama que la comunidad internacional aproveche esta oportunidad para recordar al gobierno chino la obligación de respetar los derechos humanos, en particular el de la libertad de expresión.

“Ya en el año 2008, el gobierno chino prometió que los Juegos Olímpicos de verano de ese año irían acompañados de avances en materia de derechos humanos", indicó AI. No solo no fue así, sino que, de hecho, la situación ha empeorado desde entonces, y especialmente desde que Xi Jinping llegó a la presidencia en 2013, recalcó la organización.

A su juicio, las autoridades chinas buscan con estos Juegos reforzar su condición de superpotencia y desviar la atención sobre la pésima situación de los derechos humanos en el país”.

“Tratan de lavar su imagen internacional”, destacó, pero “ni los aros olímpicos pueden tapar el trágico historial de represión en China”.