Desarticulada una banda de atracadores que robaba en tiendas y casas
- Un hombre recluido en el Centro de Internamiento de Extranjeros de Madrid les proporcionaba los objetivos
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Agentes de la Policía Nacional han desarticulado un grupo organizado, liderado por dos hermanos, que se dedicaba a cometer atracos en comercios y viviendas de la Comunidad de Madrid.
Según informa la Jefatura Superior de Policía de Madrid, la investigación se inició a finales del pasado mes de junio, a raíz de un atestado de la comisaría de Torrejón de Ardoz donde un particular denunciaba un robo con violencia e intimidación cuando se encontraba en el interior de su domicilio.
El hombre fue abordado por tres individuos que, armados y ocultando sus rostros, accedieron al inmueble con la excusa de entregar una carta certificada.
Tras varias gestiones policiales, los investigadores identificaron a los integrantes del grupo responsable del atraco. Se trataba de una banda perfectamente organizada, compuesta por unos siete u ocho miembros y liderada por dos varones que resultaron ser hermanos.
En sus operaciones eran muy meticulosos a la hora de la preparación y planificación de los hechos delictivos. Previamente se dirigían a las inmediaciones de los inmuebles seleccionados para comprobar los elementos de seguridad, tales como cámaras de vídeo-vigilancia, puertas de acceso a zonas comunes o moradores que vivieran en el domicilio. Si veían que podía existir algún tipo de riesgo, abortaban su intento y empezaban la búsqueda de un nuevo objetivo.
El grupo mantenía una alta actividad delincuencial, saliendo a "trabajar" a primera hora de la mañana y regresando a última hora de la tarde a sus domicilios, donde hacían una vida completamente normal. Podían estar a bordo de su vehículo hasta nueve y diez horas para efectuar las comprobaciones necesarias previas a los golpes.
"REFORMAS" Y "PINTURA"
La información sobre detalles sensibles de posibles objetivos era captada por un hombre recluido en el Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de Madrid. Allí contaba con varias fuentes que le proporcionaban datos que hacía llegar a los líderes del grupo para cometer los atracos.
Para evitar hacer mención expresa de sus actividades, durante sus conversaciones los miembros del grupo utilizaban un código especial. Hacer "reformas en pisos" significaba en realidad asaltar viviendas y utilizar "pintura de buena calidad" hacía referencia al uso para ello de armas de fuego.
A mediados de agosto, uno de los cabecillas, en compañía de dos secuaces, cometieron el que sería su último robo: un supermercado en una localidad a las afueras de la capital. Armados con pistolas, encañonaron a los empleados, los maniataron y sustrajeron el dinero de la recaudación y varios productos.
Fue tal la osadía y sangre fría de uno de los asaltantes, según explica la Policía, que mientras se cometía el robo a mano armada, llegó a cobrar a un cliente la cantidad de dos euros por la compra de un producto.
Los investigadores, que seguían sus pasos, procedieron a su arresto -uno de ellos opuso una fuerte resistencia- cuando llegaron a las cercanías de sus domicilios particulares, interviniéndoles los efectos sustraídos en el golpe. El resto de los delincuentes fueron detenidos en días posteriores, tras comprobar el lugar que ocupaba cada uno de ellos en la pirámide del grupo.
El otro líder de la banda, al saber que los agentes le cercaban y antes de ser arrestado, arrojó por la ventana de su domicilio una bolsa con 590 gramos de cocaína y dos pistolas, una de ellas con el número de serie borrado. Todo ello fue recuperado por los investigadores.
Además, en los registros domiciliarios se incautaron otras tres pistolas con sus respectivos cargadores y munición, 14 teléfonos móviles, más de 20 relojes, joyas y diversos aparatos electrónicos procedentes de los robos, dinero en efectivo, prendas de ocultación, bridas de plástico y cinta adhesiva.
(SERVIMEDIA)
26 Ago 2010
JCV/man