Desarticulada una red que traficaba con mujeres para prostituirlas
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La Policía Nacional ha detenido a once personas como presuntas integrantes de una red internacional dedicada a la explotación sexual de mujeres procedentes de países del este europeo. Las jóvenes eran obligadas a permanecer al menos veintiún días en los burdeles asignados, donde vivían hacinadas junto a otras compañeras y “disponibles” las 24 horas del día.
Según informó la Dirección General de la Policía y de la Guardia Civil, en la operación se han practicado tres registros, uno en Santa Cruz de Tenerife y dos en Barcelona, en los que se han intervenido 3.425 euros en efectivo, ordenadores, teléfonos móviles y abundante documentación. Además, la intervención policial ha impedido la apertura de dos nuevos prostíbulos en Madrid y en Barcelona.
La investigación se inició en junio de 2009, cuando los agentes rusos informaron de la existencia de una organización transnacional dedicada al tráfico de mujeres para explotarlas sexualmente en Tenerife.
La organización estaba estructurada en varias secciones. Una rama se encargaba de captar nuevas víctimas en los países de origen de las mismas, otra las transportaba y una última llevaba a cabo la explotación directa de las jóvenes en burdeles repartidos por toda España.
En el país, la organización estaba liderada por una ciudadana ucraniana residente en Tenerife, quien además de supervisar directamente los prostíbulos, ejercía de enlace con los miembros de la red establecidos en el extranjero encargados de captar a las chicas en sus países de origen.
Cada prostíbulo controlado por la organización contaba al menos con la presencia de una “mami” o encargada, responsable de facilitar información a los clientes sobre las jóvenes disponibles en cada momento, negociar las condiciones de los servicios sexuales y efectuar el cobro. Por su parte, varios matones ejercían funciones de seguridad en los locales y trasladaban a las víctimas.
HACINADAS
Las condiciones de explotación sexual impuestas resultaban especialmente penosas. Las víctimas, que estaban alojadas en situación de hacinamiento (en algunos casos dormían hasta tres mujeres en un mismo sofá), eran obligadas a trabajar en jornadas maratonianas, de modo que debían estar disponibles 24 horas al día.
Para extender su ámbito de actuación a otras provincias españolas, la organización “promocionaba” a las víctimas para que ocuparan estatus superiores dentro de la estructura organizativa, pues una vez demostrada su “lealtad” podían pasar a ser encargadas en los prostíbulos.
(SERVIMEDIA)
09 Ago 2010
VBR/caa