El ejercicio físico y una dieta baja en calorías reducen en un 30% el riesgo de enfermedad renal

MADRID
SERVIMEDIA

El ejercicio físico y una dieta baja en calorías reducen en un 30% el riesgo de padecer una enfermedad renal crónica (ERC), mientras que entre el 10% y el 27% de los cánceres renales se pueden atribuir al exceso de peso, según advirtió hoy la Sociedad Española de Nefrología (SEN) con motivo de la celebración este domingo del Día Mundial contra la Obesidad.

Así lo muestra un estudio publicado en la 'Revista Nefrología' de la SEN, que recoge las evidencias científicas que relacionan la obesidad y las patologías renales. De hecho, las personas con obesidad tienen casi el doble de posibilidades de sufrir Enfermedad Renal Crónica que una persona sana.

Se estima que el 13,8% de la ERC en hombres y el 24,9% en mujeres de países industrializados pueden estar asociadas con el sobrepeso o la obesidad y que la incidencia de enfermedades renales asociadas a la obesidad se ha incrementado 10 veces en los últimos años.

Según este estudio, la obesidad genera daño renal de forma indirecta al desencadenar la aparición de diabetes e hipertensión, condiciones que se encuentran entre los factores de riesgo más importantes para el desarrollo de Enfermedad Renal Crónica.

Pero lo hace también de forma directa al estar asociada a la producción de determinadas hormonas y al desarrollo de inflamación, estrés oxidativo, metabolismo lipídico anormal, activación del sistema renina–angiotensina-aldosterona, incremento de la producción de insulina y mayor resistencia a la insulina.

En una nota informativa, la presidenta de la SEN, la doctora María Dolores del Pino, afirmó que “la obesidad es un problema de salud pública que, desafortunadamente, agrava otro gran problema como es la Enfermedad Renal Crónica, que ya afecta a siete millones de personas en nuestro país”.

La obesidad se asocia también con factores de riesgo que contribuyen a la alta prevalencia de cálculos renales o nefrolitiasis, más conocidas como ‘piedras en el riñón’. Según muestra el estudio, un mayor peso corporal se asocia con menor pH urinario, aumento de oxalato urinario y mayor excreción urinaria de ácido úrico, sodio y fósforo.

Asimismo, las dietas ricas en proteínas y sodio pueden contribuir a la acidificación de la orina y a la disminución del citrato urinario, lo que también contribuye al riesgo de desarrollo de cálculos renales. Además, la resistencia a la insulina, característica de la obesidad, también puede predisponer al desarrollo de nefrolitiasis.

(SERVIMEDIA)
12 Nov 2017
ABG/caa