"De seguir a este ritmo, esta situación puede convertirse en la mayor crisis de refugiados de Europa en lo que va de siglo", alertó. Por este motivo, Acnur está movilizando recursos para responder de la forma más rápida y eficaz posible.

Hasta la fecha, todos los países vecinos mantienen abiertas sus fronteras para aquellos refugiados que huyen de Ucrania, un gesto que Acnur agradeció.

Señaló que la mayoría de ucranianos han huido hacia Polonia, Hungría, Moldavia, Rumanía y Eslovaquia, aunque otros refugiados se han desplazado hacia otros países europeos.

"También sabemos que un número considerable se ha trasladado a la Federación Rusa", y destacó que son las autoridades nacionales de cada país las que están asumiendo la responsabilidad del registro, la recepción, el alojamiento y la protección de estos refugiados.

SOBRE EL TERRENO

En Polonia, los equipos de Acnur informan de colas kilométricas en la frontera del lado ucraniano, con colas de 60 horas, según los que consiguen entrar.

La mayoría de los que llegan son mujeres, niñas y niños procedentes de todas las partes de Ucrania. Las temperaturas son gélidas y muchos de estos refugiados explicaron que han pasado días en la carretera a la espera de cruzar.

Acnur está en contacto con las autoridades, que han puesto asistencia a su disposición. También está trabajando con socios dentro de Ucrania para movilizar equipos que distribuyan asistencia humanitaria.

Cuando los refugiados llegan a la frontera, las autoridades proceden a su registro de datos. Acnur es consciente de las dificultades a las que se enfrentan algunos nacionales de terceros países que intentan entrar en Polonia y está en contacto con las autoridades para garantizar que todas aquellas personas que necesitan protección internacional tengan acceso a los procedimientos.

Los refugiados que cuentan con recursos económicos han podido encontrar alojamiento por su cuenta, mientras que otras personas están siendo acogidas por comunidades locales que han abierto sus casas, o son alojadas en centros de recepción habilitados.

Acnur está presente en la frontera de Hungría, donde evalúa el número de entradas de refugiados y se prepara para aumentar su apoyo operativo al Gobierno.

Según apuntó, las entradas son constantes y los tiempos de espera varían. A su llegada, y tras el proceso de control y registro, los ciudadanos ucranianos y de otras nacionalidades son derivados a puntos de encuentro donde pueden solicitar asilo y donde se les proporciona documentación temporal. Los actores humanitarios municipales y los miembros de las comunidades de acogida están prestando este apoyo.

En Rumanía, se están registrando colas de hasta 20 horas para entrar. Las autoridades nacionales están gestionando el transporte y el alojamiento, trasladando a los recién llegados desde la frontera hasta los centros de acogida o a otros lugares. Las comunidades locales también ayudan generosamente con el transporte y el alojamiento, mientras que empresas privadas están sufragando el alojamiento en hoteles. Los voluntarios están prestando servicios de interpretación y otras formas de apoyo práctico.

Los ucranianos que quieren entrar en Moldavia siguen tardando 24 horas en recorrer los aproximadamente 60 kilómetros que separan Odesa de la frontera. Los recién llegados son alojados en centros de acogida temporales, al tiempo que se están identificando otros espacios. Algunos refugiados han podido encontrar su propio alojamiento o son acogidos por las comunidades locales. Acnur presta apoyo para mejorar la capacidad de recepción y distribuye materiales humanitarios de primera necesidad, como mantas, sacos de dormir y artículos de higiene.

Está previsto que mañana llegue un puente aéreo desde Dubai con más suministros de ayuda humanitaria. Los socios de Acnur también trabajan en varios pasos fronterizos de Moldavia, proporcionando asesoramiento a los refugiados recién llegados.