Según informó el CSN en un comunicado, el titular de la central comunicó a este organismo que en la toma periódica de muestras de agua de los sumideros de la contención se detectó la presencia de trazas de fosfatos.

El fosfato sódico se encuentra depositado en unas cestas situadas en los sumideros de la contención con el fin de que, en caso de un accidente con pérdida de refrigerante del circuito primario, el agua procedente de la fuga lo disuelva y finalmente disminuya la potencial fuga de iodo radiactivo al exterior.

Tras una inspección realizada para determinar el origen del suceso, se detectó una ligera pérdida en uno de los doce contenedores de aditivo para el rociado que contienen ese producto químico en el interior de la contención. Por esta razón, el titular declaró la inoperabilidad de la totalidad de estos contenedores.

El CSN afirma que en cuanto se determinó el origen de las trazas de fosfato, se rellenó el contenedor afectado de fosfato trisódico hasta el nivel establecido y se verificaron todos los contenedores, de manera que el sistema volvió a estar operativo.

Sin embargo, reconoce que "en el análisis posterior de lo sucedido se ha comprobado que se ha estado en una condición no permitida por las ETF en un tiempo superior al permitido".

Según el Consejo de Seguridad Nuclear, ele suceso no ha tenido impacto en los trabajadores, en el público ni en el medioambiente y se clasifica "provisionalmente" con nivel 0 en la Escala Internacional de Sucesos Nucleares (INES).