Según sus cálculos, cerca de 10.000 audífonos necesitarán ser reparados en estos meses de verano debido al agua, la arena y las altas temperaturas.

El GEA asegura que la humedad y el agua son los agentes más perjudiciales, ya que afectan al chip del dispositivo y al altavoz y son las averías más complicadas de reparar. Por su parte, la arena obstruye el auricular, lo que impide que el sonido se procese de forma correcta.

Otros factores de riesgo son el excesivo calor y la exposición al sol, que dañan los componentes electrónicos y provocan el desgaste anticipado de la pila.

Además de evitar en lo posible estos agentes externos, el Grupo Empresarial Audiológico recomienda no olvidar el kit de limpieza de estos dispositivos y evitar su manipulación en la playa o en la piscina.