En una entrevista en exclusiva concedida a CLMPress, Rafael Catalá dijo que era consciente de que para “ganarse” a Cuenca en particular y a Castilla-La Mancha en general tenía que hacerlo a pie de calle, dejando a un lado al ministro que lleva dentro, para convertirse en un ciudadano más, y por ello, antes, durante y después de las campañas se ha pateado las calles, hablado con todo el mundo y sentido el ADN de la región.

La integración con Cuenca en particular y con Castilla-La Mancha en general parece que ha sido absoluta pese a no ser natural ni de esta provincia ni de esta región. ¿Qué opinión tiene de Castilla-La Mancha?

Este tiempo, estos casi ocho meses en los que he asumido la responsabilidad de encabezar la lista del Partido Popular por la circunscripción de Cuenca, me han permitido confirmar una idea que tenía desde el principio: que esta es una región orgullosa de su historia, que se siente parte del ADN de España, de su identidad, con gente sacrificada, trabajadora, solidaria y comprometida. Un lugar donde es posible mirar al futuro con inquietud y emprender.

Es una tierra que me ha hecho sentir uno más, a pesar de no haber nacido aquí, y que me ha permitido, también, poder trabajar por su progreso, por mayores posibilidades de empleo para sus ciudadanos y mejores oportunidades de futuro.

¿Cree que finalmente gobernará la lista más votada?

Espero que sí y creo que debería ser así. Pero, obviamente, no sé qué ocurrirá a partir del próximo lunes, con los resultados ya sobre la mesa, pero mantengo, como hace seis meses, que lo más sensato y razonable es dejar gobernar a la lista más votada. No por un capricho o porque ahora las encuestas digan que el viento sopla a favor del PP, sino por puro sentido común; porque esa es la voluntad de los españoles. Yo así lo interpreto. Me cuesta creer que los votantes quieren que gobierne un pacto entre los perdedores.

Pero la respuesta a esa pregunta está, sin duda, en el tejado del PSOE. Si finalmente el escrutinio confirma las encuestas, los socialistas deberán elegir si quieren gobernar con el partido que está empeñado en borrarles del mapa político y que aspira a sustituirles como segunda fuerza en España, o si se sientan con el PP para ponernos de acuerdo en cómo solucionar los problemas reales de los españoles entre las dos fuerzas que hemos gobernado España desde hace más de 30 años y acumulamos más experiencia de gestión y sentido de Estado.

¿Le ha decepcionado Ciudadanos?

No hablaría de decepción, porque eso supondría que se han frustrado mis expectativas, y nunca las he tenido en cuanto a esa formación. Decepcionado no, si acaso aliviado, porque ahora, tras la legislatura fallida de cuatro meses, se ha visto cuál es el juego al que quieren someter a los españoles. Ahora se han quitado la careta y se ha visto que cuando hay que dar el apoyo a alguien optan por dárselo al PSOE. Nosotros vamos a trabajar para que en esta ocasión PSOE, C’s y Podemos no vuelvan a enredarse en negociaciones fallidas que solo llevan a España a una situación indeseable y a unas terceras elecciones que solo contribuyen a deslegitimar a sus representantes políticos.

La falta de acuerdo ha dejado a España seis meses parada. Eso significa inversiones paradas, reformas suspendidas, empleos que no se crean y un largo etcétera que va en contra de los ciudadanos. No queremos eso, los españoles no lo merecen. Debemos dejar atrás intereses partidistas y contar, como siempre hemos dicho, con Ciudadanos y con el PSOE, para trabajar desde la centralidad y la moderación para que la máquina del crecimiento que hemos puesto en marcha no se pare. Y eso hay que hacerlo sin vetos ni líneas rojas, sin imposiciones; con diálogo, con generosidad y abiertos al acuerdo.

¿Qué opinión tiene de Podemos?

Me parece que no son la opción moderada que España necesita. Y no lo digo yo. Lo dicen ellos. Lo han estado diciendo desde sus televisiones y tertulias. Siempre han presumido de sus orígenes marxistas comunistas, de su radicalismo de izquierdas, aunque ahora que quieren sustituir al PSOE se disfracen por interés electoral de socialdemócratas. Siempre han estado en el extremo, y los extremos no son el mejor camino para sentar las bases de la recuperación económica y de la salida de la crisis que España necesita.

No hace tanto, Pablo Iglesias, cuando se fijaba como objetivo la Presidencia del Gobierno de España, gritaba a los suyos: “El cielo no se toma por consenso, se toma por asalto”. No parece la manera más civilizada de defender los intereses de los españoles.

¿Ve factible un Gobierno del PP pero sin Mariano Rajoy?

No, no lo veo, en absoluto. Esa es la expresión del deseo de los adversarios. Si me lo permite es como desear que se lesione el delantero o el central del equipo contrario antes de la final de la Eurocopa para tener más opciones de ganar. Y si me apura, en clave más política, le diré que es un pensamiento antidemocrático. El PP tiene sus propios mecanismos de elección internos. Nosotros no aspiramos a decir quién debe liderar el PSOE o Podemos o C’s y somos respetuosos con las otras opciones.

Pero además, tengo que recordar a quienes piensan así que Mariano Rajoy es quien nos ha traído hasta aquí, quien ha liderado un equipo que ha permitido revertir la situación que encontramos al llegar en 2011 y volver a crecer por encima del 3%, que ha reducido el déficit del 9% al 4,2%; Rajoy ha hecho posible que España haya recuperado más de un millón de empleos en cuatro años, que se hayan aprobado leyes de apoyo a los emprendedores, a los autónomos, que haya aumentado la renta disponible de las personas físicas, y que nuestras pensiones estén garantizadas por ley, algo que no había ocurrido nunca antes.

¿Cree que los resultados obtenidos en estas elecciones generales podrían pasar factura a los pactos y acuerdos de Gobierno a nivel regional, provincial y local?

Aún es pronto para sacar ese tipo de conclusiones. No sabemos cuál será el resultado electoral. Lo qué sí pienso es que cada Administración es distinta. Nada tiene que ver el pacto a nivel local en Ayuntamientos donde se valora más a las personas porque los vecinos conocen a sus candidatos, por su cercanía, porque saben quiénes son, que a nivel nacional donde se vota más un proyecto de partido. Lo que sí me parece preocupante es que Podemos pueda sustituir al PSOE como segunda fuerza en España. Eso, desde luego, no será entendido como un éxito por los socialistas y, sin duda, llevará a una profunda reflexión en el seno de la formación que ahora conduce Pedro Sánchez. No soy capaz de aventurar qué ocurrirá después, si eso finalmente se confirma. Pero las cosas no seguirán igual que hoy en el Comité Federal de Ferraz, de eso estoy seguro.

¿Cree que el “fenómeno” Podemos puede explicarse sin el deterioro evidente del PSOE?

Lo cierto es que los dos fenómenos han coincidido en el tiempo. La pérdida de respaldo del PSOE y la aparición de Podemos. Y tampoco es casual que Pablo Iglesias reivindique ahora a figuras del PSOE como el expresidente Rodríguez Zapatero en un intento de pescar en el caladero de votos socialista, ante el descontento con la dirección actual. Lo que tampoco parece la mejor decisión ni que sea muy coherente, es más, casi parece una ironía. No podemos olvidar que el 15M y los movimientos que encabezó la gente que hoy integra las listas de Podemos y sus confluencias o socios, como Alberto Garzón, nacieron del descontento de una situación que había creado el Partido Socialista de Zapatero. En mayo de 2011 el Gobierno contra el que esta gente se levantó, fue un Gobierno Socialista. Creo que es ahí donde nace el descontento con la socialdemocracia española tal y como la conocíamos. Así que parece bastante incoherente que ahora lo tomen de ejemplo, creo que más bien es el sarcasmo al que el señor Iglesias nos tiene acostumbrados.

España no se gobierna ni con el sarcasmo ni el populismo de Podemos, ni con un PSOE que parece perdido, sin liderazgo claro y que sufre la mayor crisis identitaria de su historia. España se gobierna desde la moderación, teniendo presentes siempre a los españoles y sus problemas y con un objetivo claro: mejorar este país.

García-Page criticó, en un primer momento, la unión con Podemos en España para que gobernara el PSOE. ¿Qué opinión le merece teniendo en cuenta que él Gobierna en C-LM gracias a Podemos?

En los últimos cuatro meses, el PSOE ha dicho muchas cosas, ha afirmado una cosa y la contraria para intentar llegar a acuerdos con unos y con otros que le permitieran llegar a La Moncloa, de la misma forma que en algunas comunidades autónomas, como es el caso de Andalucía, gobierna con Ciudadanos, y en otras, como en Castilla-La Mancha, lo hace con Podemos. Cada uno es esclavo de sus palabras y sus hechos y yo lo que sí le puedo asegurar es que el PP nunca pactará con Podemos porque nuestras políticas son incompatibles. Ellos quieren aplicar las recetas de Grecia y de Venezuela y ya hemos visto a qué nos conducen esas políticas desde el punto de vista económico y desde el respeto y la defensa de las libertades.

¿Cómo definiría a Castilla-La Mancha después de la intensa campaña electoral que está usted haciendo por la región?

Castilla-La Mancha es una comunidad con unas potencialidades enormes que no se pueden desperdiciar, sino estimularlas, aprovecharlas y desarrollarlas. La agricultura, por ejemplo, tiene un papel estratégico en su economía y en esa línea deben ir nuestras políticas, encaminadas a potenciar las cooperativas y a fortalecer las iniciativas agrícolas. Estamos en una región muy extensa y despoblada, algo contra lo que tenemos que combatir desde acciones eficaces para crear empleo y mejorar sus infraestructuras de transportes o de servicios. Y cuenta con el mejor activo, sus gentes y una sociedad luchadora, que ama su tierra, que no rinde ante las adversidades y que está dispuesta a dejarse la piel para seguir construyendo su propio futuro. Y en eso estoy yo también, en atraer progreso y oportunidades a esta tierra hospitalaria que tan bien me ha acogido y a la que estaré siempre agradecido por su confianza.