Tejerina apuntó que, a través del programa, se han adquirido casi 100 millones de kilos de comida a 14 empresas alimentarias con una cesta variada de alimentos básicos que contribuirán a satisfacer las necesidades, tanto de personas adultas como de niños de corta edad.

Los alimentos son de carácter básico, poco perecederos y de fácil transporte y almacenamiento. La ‘cesta’ está compuesta por 14 productos. como arroz blanco, lentejas, leche entera UHT, aceite de oliva, conserva de atún, pasta, tomate frito en conserva, crema de verduras, galletas, tarritos y cereales infantiles, leche de continuación en polvo, judías verdes y fruta en conserva.

La comida se entregará en todas las provincias de España, un 50% entre los bancos de alimentos y el restante 50% entre los centros provinciales de Cruz Roja, que los distribuirán entre más de 6.100 organizaciones asociadas de reparto, de manera que los más de 1,5 millones de beneficiarios finales puedan preparar fácilmente una comida completa para una persona o para una familia con varios miembros, incluidos bebés.

Para lograr que los alimentos lleguen a las personas desfavorecidas de la manera más uniforme posible, el programa tendrá tres fases de suministro: una primera, realizada en mayo; una segunda a mediados de septiembre y una tercera a mediados de febrero de 2017.

Tejerina explicó que en mayo ya se efectuó el reparto en los 119 centros de los que disponen Fesbal (Federación Española de Bancos de Alimentos) y Cruz Roja, y que desde el pasado 1 de junio se están haciendo llegar los alimentos a las más de 6.000 organizaciones asociadas de reparto que participan en el programa.

El programa de ayuda alimentaria a las personas más desfavorecidas de la UE tuvo su origen a finales de los años 80 como consecuencia de las olas de frío que azotaron Europa en 1986 y 1987, que afectaron principalmente a la población más desfavorecida y con menos recursos.

Por ello, la Comisión Europea decidió utilizar los productos almacenados, consecuencia de las medidas de intervención de la Política Agraria Común, en los organismos de intervención de los Estados miembro, para transformarlos en alimentos destinados a las capas más desfavorecidas de la sociedad.

En España, el Ministerio de Agricultura, a través del Fondo Español de Garantía Agraria (FEGA), ha venido desarrollando los planes de ayuda alimentaria de forma ininterrumpida desde 1987.

Estos programas de ayuda alimentaria han estado hasta 2013 financiados en un 100% con fondos procedentes de la Política Agraria Común de la UE. Desde entonces, el Fondo de Ayuda Europea para las Personas más Desfavorecidas (FEAD) aporta el 85% y los Presupuestos Generales del Estado, un 15%.