Fogué destacó que "el primer objetivo es que la división de la provincia en dos veguerías no genere ineficiencias ni desatención a los municipios, pertenezcan a la veguería que pertenezcan", de forma que "la Diputación de Barcelona velará porque su acción de cooperación y reequilibrio territorial se mantenga".

"El desequilibrio de población entre las dos veguerías no puede traducirse en una reducción de la calidad de los servicios a la ciudadanía", añadió.

El segundo objetivo es que hay que conceder un reconocimiento especial a la veguería de Barcelona, "puesto que tiene unas características bastante singulares, y el territorio tiene una gran densidad de población, un tejido interconectado de municipios distribuido en dos coronas urbanas y un cúmulo de complejidades en ámbitos como el urbanismo y la movilidad".

Así, las competencias que la futura ley de veguerías atribuya a la de Barcelona tendrían que reconocer su carácter singular y otorgarle un marco financiero y competencial adecuado.