A pesar de que el periodo medio de pago se redujo en casi dos días, hasta los 79,7 días, el Índice Sintético de Morosidad Empresarial (ISME) registró un incremento de cerca de dos puntos, al alcanzar 93,5 puntos.

El total de la deuda comercial al cierre del ejercicio se situó en 295.621 millones de euros, de los que 210.841 millones acumulaban retrasos en el pago.

La patronal de las pymes sostiene que durante el pasado ejercicio “persistió la dificultad para que se produzcan reducciones de envergadura” a no ser que se introduzcan cambios legales en los periodos de pago o se incrementen las penalizaciones por su incumplimiento.

Así, el período medio de impago de las facturas denunciadas volvió a repuntar en el segundo semestre de 2015, situándose en 1.069 días, más de 140 días por encima del mínimo de 920 días registrado en 2012.

El coste financiero de la deuda comercial se mantuvo en torno a los 1.000 millones de euros, equivalente al 0’1% del PIB, si bien esta cantidad es 500 millones inferior a la alcanzada a finales de 2011.

Por sectores, las empresas de construcción y textil son las que sufren mayores retrasos en el cobro de sus facturas, con 92 y 90’2 días, respectivamente. Por el contrario, los sectores químico, de papel y artes gráficas, y de distribución alimentaria son los que tienen menores retrasos, con 15 días sobre el período legal.

En cuanto al tamaño de las empresas, las microempresas pagan a sus proveedores antes que las de mayor tamaño, con 74,8 días frente a 80’4 días de las pequeñas y 82’2 días de las medianas.

Por último, en las administraciones públicas los plazos de pago son inferiores, con cerca 45 días en la estatal, y en el entorno de los 75 días en la autonómica.