Más de un centenar de personas se quedaron a las puertas del recinto, con capacidad para algo menos de mil espectadores, y la organización les puso pantallas para que siguieran el evento desde fuera. El presidente del partido, Albert Rivera, les saludó al comienzo de su intervención.

Antes pasaron por el escenario el presidente del grupo de Ciudadanos en el Parlamento andaluz, Juan Marín, y la número uno de la lista por Sevilla, Irene Rivera, que no entusiasmaron al auditorio, y la líder de la formación en Cataluña, Inés Arrimadas, andaluza de origen, que fue recibida con una gran ovación, aunque sus primeros minutos de discurso fueron contrapunteados por el llanto de un bebé ciudadanito situado delante de la primera fila de butacas.

Pero Rivera se llevó en el Palacio de Congresos de Málaga varias ovaciones seguidas. Primero, cuando bromeó que el Día Mundial contra la Corrupción, que se celebra hoy, podía organizar una cumbre en España, y que ni El Prado bastaría para alojar un museo como el que están dedicando a este tema en Estados Unidos.

Después, al sacar el tema catalán, desmentir que los andaluces roben a los ciudadanos de esa región (Arrimadas también había recurrido a este punto, puntualizando que los que han robado son los Pujol, para granjearse su salva de aplausos) y citar su caso personal como descendiente de malagueños afincados en Cataluña para explicar por qué le motiva tanto ganar en Cataluña a los independentistas.

El anuncio realizado hoy por el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, de que si es presidente convocará un referéndum de autodeterminación en su primer año, le puso en bandeja la siguiente alusión celebrada por sus fans malagueños. “Para seguir siendo españoles no hace falta un referéndum: ya somos españoles”, observó. “Como no he visto ‘Ocho apellidos catalanes’ no tengo la solución”.

Y la frase en que fundió su vivencia personal con el ajuste de cuentas con su rival electoral: “Llevo muchos años aguantando muchas cosas en Cataluña para que ahora llegue Pablo Iglesias a contentar a Mas”.

VÍTORES

Si en estos actos es habitual que el protagonista sea jaleado como “¡presidente, presidente!” a su entrada en el recinto o a la salida, en esta ocasión su discurso fue interrumpido por el auditorio, que se arrancó a vitorearle con estas palabras cuatro veces consecutivas, durante algo así como medio minuto. El aluvión de idólatras que se tiró al foso para saludar y fotografiarse con los dirigentes de C’s superó también en cantidad y efusividad al que se explayó ayer en Sevilla.

Por todo ello, se puede concluir que el acto de Málaga ha supuesto el mayor éxito de la formación en su periplo andaluz, que ayer tuvo un inicio poco lucido con el enfrentamiento a trabajadores de Delphi en su paseo por Cádiz y la media entrada, a lo sumo, en el Palacio de Congresos y Exposiciones de Sevilla, el mayor recinto de esta tipología en España.

Hoy, en cambio, el paseo por Granada no tuvo episodios conflictivos y sí momentos vistosos como su foto con unas ancianas con discapacidad que le pidieron apoyo a la Ley de Dependencia y él pudo bromear diciendo que había entendido “a la independencia”, y en el acto matinal supo lidiar con reflejos la aparición de unos manifestantes de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, invitándoles a una reunión a la que éstos no acudieron.

El mitin final en Málaga supone un nuevo espaldarazo a su candidatura, si bien el lleno del palacio no se puede comparar con el rendimiento de los dos grandes partidos.

El PP celebró su acto en polideportivo en Estepona, no en la capital, con 800 espectadores, y el PSOE tampoco convocó un gran acto en esta ciudad.

Mañana, Rivera, que llegó ayer a Sevilla apenas unas horas después de que la abandonara el presidente del Gobierno y candidato del PP a la reelección, Mariano Rajoy, tendrá un acto matinal en Toledo, ciudad de la que precisamente acaba de salir el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez.