‘Quién sabe dónde’ estuvo en antena durante más de seis años, en los que abordó e investigó numerosos casos de desapariciones. “Lo que pasó es que de repente todo vino a mi encuentro de la mano del programa y veo de cerca el sufrimiento de las familias, que me resulta imposible ignorar”, señaló el periodista a Servimedia.

Este encuentro supone la primera vez que el foco y el protagonismo recaerán sobre las familias y no sobre las personas desaparecidas, según manifestó Lobatón. “Reunir sus voces, experiencias y vivencias, así como evaluar lo que supone la existencia de un drama”, serán las bases sobre las que se asentará el encuentro, y es que de las desapariciones que se producen al año “se resuelven la mayoría, pero queda un remanente de aproximadamente un millar” que no.

Otro dato que aporta Paco Lobatón es que en Europa “desaparece un niño cada dos minutos y medio”, siendo estas desapariciones, las de menores, probablemente las que más pesar dejan sobre las familias. “Las desapariciones de niños son las que producen mayor alarma social y son las que han suscitado una respuesta mayor en el ámbito europeo”, afirmó.

Lobatón confiesa que, en su dilatada experiencia en el ámbito de las desapariciones -lleva desde los 90 dedicado a ellas con espacios en televisión, radio y ahora con la Fundación QSDglobal-, “cada una de ellas es una huella que permanece en el tiempo”, pero cita algunas, como la de Yeremi Vargas, desaparecido desde marzo de 2007; Natascha Kampusch, secuestrada durante ocho años y que logró escaparse, o la de Gloria Martínez, que en octubre se hicieron 23 años de su desaparición.

DESAPARECIDO HASTA QUE HAYA EVIDENCIAS DE MUERTE

Naciones Unidas considera que una persona está desaparecida hasta que aparece con vida, se encuentran sus restos o se restituye su identidad. En este sentido, Lobatón indicó que no ha visto “a ninguna familia tirar la toalla”.

“Sí les he visto evolucionar desde el punto de vista de los sentimientos y de la percepción de su propio drama, desde la esperanza de encontrarlos con vida a la necesidad de encontrarlos, incluso sin vida, pero encontrarlos”, confesó.

Lobatón opina que la certeza de la muerte es preferible a la incertidumbre absoluta, sin ningún tipo de pista o respuesta, y puso como ejemplo una frase que le dijo una madre casi en el comienzo de su trabajo en ‘Quién sabe dónde’: “Paco, si por lo menos supiera dónde llevarle flores...”.