Así lo aseguró la vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, en la rueda de prensa posterior a la reunión del Consejo de Ministros.

Aznar dedicó ese gesto a quienes le increpaban después de pronunciar una conferencia en la que dijo sobre el actual presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, que “el jefe de los pirómanos no puede ser nunca el capitán de los bomberos”.

Preguntada por esas palabras, Fernández de la Vega aseguró que el Gobierno está acostumbrado a declaraciones de Aznar “tan grandilocuentes como faltas de contenido”, que no obstante por “su desmesura y estrambote pueden dañar la imagen de España” y cuestionar su capacidad para superar la crisis económica.

Es un comportamiento que “no parece razonable” en alguien que ha gobernado España, y el sentimiento que provoca en el Gobierno es sobre todo de “pena”.

En cuanto al gesto en sí, el Ejecutivo considera que “contraviene las normas básicas de respeto” hacia las legítimas diferencias que existen y pueden expresarse en una democracia plural como la española.

La defensa de las ideas, proclamó Fernández de la Vega, debe ejercerse siempre con la palabra y desde el respeto, y el gesto de Aznar “no ayuda mucho a mantener la idea de respeto”.