Así lo dijo el portavoz socialista en la Comisión de Interior del Congreso de los Diputados, Antonio Trevín, tras escuchar las explicaciones del ministro, según el cual esa reunión fue solo para atender a la preocupación de Rato sobre su seguridad personal.

En contra de la proclama de transparencia formulada por el ministro, Trevín aseguró que su comparecencia solo se explica por “una orden telefónica” por parte del presidente, presionado por dirigentes del PP “muy inquietos” a la vista de que Fernández Díaz “se enrocaba” tras hacerse pública la reunión.

En vez de dar explicaciones, ironizó, el ministro optó en un primer momento por “distraernos” y decir, como en las comedias de enredo, “cariño, esto no es lo que parece”. Pero sí es lo que parece, añadió: un ministro del Interior recibiendo a un exdirigente de su partido imputado e investigado por graves delitos.

Trevín no dio crédito a la supuesta preocupación de Rato por su seguridad a la vista de sus paseos en vespa por Gijón rememorando su época "yeyé". Pese al intento del ministro de revestir sus argumentos de “solemnidad y gravedad”, el portavoz socialista expresó sus dudas.

Se preguntó además desde cuándo un problema de amenazas lo resuelven los ciudadanos reuniéndose personalmente con el ministro del Interior en su despacho, y le emplazó a confiar más en los profesionales a sus órdenes, “no hace falta que lo haga todo en persona”.

Le acusó de mentir cuando dijo que ningún organismo dependiente de Interior investiga a Rato, y concluyó que el problema es que el Gobierno “no acaba de tomarse en serio la lucha contra la corrupción”, porque de otro modo no le hubiera recibido, como tampoco hubiera evitado el ‘paseíllo’ de la mujer de Luis Bárcenas ante el juzgado.

Trevín formuló a Fernández Díaz veinte preguntas precisas, entre ellas si acordó con Rato un pacto de silencio, si ha recibido a otros imputados o investigados en los casos de corrupción en curso, si ha hablado con dirigentes del PP sobre esos casos.

Le recordó que Rajoy pidió la dimisión del entonces ministro de Justicia socialista Fernández Bermejo por coincidir en una cacería con el juez Baltasar Garzón, que en ese momento investigaba el 'caso Gürtel', y le preguntó dónde quedaría la ética del presidente si ahora no lo cesa.

En su opinión, el comportamiento de Fernández Díaz no se ha debido a imprudencia, ni a soberbia, ni a un despiste, sino a la constatación de que confunde el partido con el Gobierno, el Ministerio con la “oficina de asuntos internos del PP”.

Si no dimite ni es cesado, concluyó, la única explicación será que fue Rajoy el “inductor” de esa reunión, siguiendo la estrategia de “proteger” a los miembros del PP que se ven inmersos en investigaciones judiciales por casos de corrupción.