(ENTREVISTA)

"Si se quiere tener hijos, es mejor hacerlo pronto"

- Pascual Sánchez, director médico de Clínicas Ginemed

MADRID
SERVIMEDIA

Tener un bebé sano es el mayor deseo de todo el que se plantea ser padre o madre. El doctor Pascual Sánchez, director médico de las Clínicas Ginemed, explica los principales avances en salud reproductiva que aplica su centro para que los futuros progenitores vean cumplido ese anhelo.

"La principal causa de los problemas de fertilidad actualmente es la edad”, indicó a 'Perfiles', revista de actualidad sobre temas sociales que edita la ONCE, el doctor Sánchez, director médico de las Clínicas Ginemed, centro con una larga experiencia en el ámbito de la salud de la mujer y la reproducción humana.

“En los medios aparecen muchas mujeres que tienen hijos a edades avanzadas, pero lo que la mayoría no sabe es que muchas de ellas han congelado previamente sus óvulos o han recibido los de una donante”, añade este especialista, que considera fundamental transmitir a la sociedad “que si se quiere tener hijos, es mejor hacerlo pronto”, en especial en el caso de la mujer.

Además de en técnicas de reproducción asistida, Ginemed está especializada en la prevención de las dolencias genéticas de transmisión hereditaria. “Cada vez contamos con más técnicas para garantizar que nuestros hijos vengan sanos. Yo creo que ese es el deseo que tienen todos los padres. Pero es necesario que la sociedad las conozca para que se pueda beneficiar de ellas. Aún siguen naciendo muchos bebés con problemas que podrían haberse evitado”, subraya el doctor Sánchez.

Entre esos tratamientos se encuentra el matching genético, que mediante un análisis de sangre permite diagnosticar más de dos centenares de dolencias genéticas de transmisión hereditaria. “Casi todas las personas son portadoras de alguna enfermedad autosómica recesiva”, aunque para que los hijos la hereden “es necesario que ambos miembros de la pareja presenten la misma mutación en un gen determinado. En ese caso, las posibilidades de que sus niños tengan los dos genes alterados, y por tanto de que desarrollen la enfermedad, son del 25 por ciento”, explica el especialista.

Cuando eso ocurre, Ginemed realiza un estudio de los embriones con el fin de destinar a la reproducción aquellos que estén sanos o solo sean portadores como los padres, centrado “en las dolencias que pueden tener una repercusión importante en la vida del recién nacido como la fibrosis quística, la atrofia espinal y las talasemias, con alta incidencia en la población. Pero también permite evitar la transmisión de enfermedades raras”, añade Sánchez.

VISTA Y OÍDO

Muchas de las anomalías genéticas que detecta el matching genético provocan ceguera, sordera y sordoceguera. Entre ellas las retinosis pigmentarias, que en un 50 por ciento son hereditarias, y enfermedades raras como la de Stargardt o la Amaurosis Congénita de Leber.

El Síndrome de Usher, principal causa de sordoceguera hereditaria, y la distrofia de la córnea con sordera de percepción o Síndrome de Harboyan son otras de las patologías cuya transmisión puede prevenirse con el matching genético, incluso en los casos de tratamientos de fertilidad con óvulos o espermatozoides de donantes, ya que éstos se someten también a análisis de sangre y todos sus datos quedan registrados para garantizar la máxima seguridad.

Entre las parejas que acuden a Ginemed cuando la maternidad o la paternidad no llega también hay personas con discapacidad. “En esos casos se realizan dos tipos de estudio, el de fertilidad para detectar dónde está el problema que les impide tener hijos, y otro de su discapacidad, porque algunas son hereditarias, y en ese caso les decimos a los futuros padres si tiene prevención, ya que no todas se pueden prevenir”, explica el doctor Sánchez.

Sin embargo, no todos los progenitores con discapacidades transmisibles genéticamente optan por la selección de embriones, ya que algunos consideran “que si ellos han vivido bien así, sus hijos también pueden hacerlo”, señala el director médico de Ginemed.

UNA APUESTA DE FUTURO

En lo que se refiere a trastornos cromosómicos como el síndrome de Down, cuyo riesgo es mayor entre hijos de madres de más edad, técnicas para preservar la fertilidad como la congelación de los óvulos reducen las posibilidades de que se produzcan.

Por ello, el momento ideal para someterse a este tratamiento es entre los 20 y los 30 años de edad, cuando aún es raro encontrar enfermedades que afectan a la fertilidad, aunque “muchas de las mujeres que lo hacen, luego no necesitan los óvulos conservados, ya que tienen sus hijos de forma natural”, aclara el doctor Sánchez.

Ginemed ha perfeccionado esta técnica en colaboración con la Universidad de Sevilla, mediante un método que permite una congelación a una velocidad mucho más rápida, lo que “ofrece mayores garantías de que al descongelar los óvulos se encontrarán en el mismo estado, incluso si han transcurrido 20 o 25 años”, concluye Sánchez.

(SERVIMEDIA)
09 Mayo 2015
LVR/caa