Ecologistas en Acción denuncia el “denigrante” uso de ponis en la Feria de Sevilla
- Y el permiso para un circo
El texto se ha copiado correctamente en el portapapeles
Ecologistas en Acción denunció este jueves ante el Laboratorio Municipal y la Delegación Territorial de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente de la Junta de Andalucía la “denigrante situación” de los animales utilizados en atracciones de la Feria de Sevilla y la concesión del permiso para el Gran Circo Mundial en la capital andaluza.
La organización pidió información tanto administrativa como legal de la situación de estos espectáculos y señaló que los ponis en los carruseles y los animales en los circos responden a “un modelo de valores obsoletos que demuestran una falta de empatía por el bienestar” de esos seres.
Según la web del Ayuntamiento de Sevilla, hay cinco atracciones de ponis con motivo de la Feria, además de la concesión de permiso para el espectáculo del Gran Circo Mundial.
“La diversión a costa de la explotación y privación de la libertad de los animales choca frontalmente con la normativa de la Ordenanza Municipal de Sevilla y con la Ley 11/2003 de 24 de Noviembre de Protección de animales de la Junta de Andalucía. Prohibiciones como ‘someterlos a prácticas que les irrogue sufrimiento’ o ‘mantenerlos en lugares o instalaciones indebidas’ son obviadas por los responsables del Ayuntamiento”, añadió.
Ecologistas en Acción subrayó que “cualquier práctica que emplee animales en exhibiciones, circos, publicidad, fiestas populares y otras actividades supone para el animal sufrimiento y dolor, además de que este tipo de espectáculos no favorece a la educación por el respeto a los animales, ya que se les transmite a los niños y niñas la idea de que está permitido divertirse a costa del sufrimiento de otros seres vivos”.
En este sentido, recalcó que los carruseles de ponis suponen “una cruel atracción en la que los animales son explotados durante horas” y que estos animales en la feria “están sometidos a un trato vejatorio”, puesto que se les fuerza a dar entre 2.000 y 3000 vueltas al día; soportan una agresión acústica de al menos 130 decibelios (equivale a un avión despegando), lo que les produce sordera y estrés; sufren enfermedades vertebrales, ya que las sillas de montar no son acordes a su tamaño, y soportan focos intensos que les llegan a causar daños e incluso ceguera parcial.
Ecologistas en Acción indicó que estas atracciones ponen además en riesgo la higiene y seguridad de la población porque las sillas de montar no son adecuadas para los niños y no incluyen sistemas de seguridad, y los ponis hacen sus necesidades fisiológicas mientras dan vueltas continuas con niños subidos a sus lomos.
Aseguró igualmente que en estos carruseles no existen medidas de seguridad higiénico-sanitarias para la gestión de los residuos, no hay estercoleros impermeabilizados natural o artificialmente y los excrementos son recogidos y depositados en un bidón de plástico que está en el centro de la atracción, al alcance de los menores y sin disponer de sistema de limpieza ni alcantarillado.
Ecologistas en Acción animó al Ayuntamiento de Sevilla a que se sume a otros municipios que han prohibido este tipo de atracciones, como Jerez de la Frontera, Chiclana de la Frontera y Sanlúcar de Barrameda (Cádiz); Villanueva del Río, Minas y Tocina (Sevilla); Santander y Torrelavega (Cantabria), Basauri (Vizcaya), Pamplona, Granada y Almería.
CIRCOS
Por otro lado, Ecologistas en Acción señaló que “los circos son espectáculos culturales para el entretenimiento y el ocio que deberían ser compatibles con el respeto y salvaguarda de los derechos de los animales”.
“Sin embargo, la situación de estos animales, especialmente en la ‘trastienda’ (donde no está presente el público), suele ser bastante lamentable. Su comportamiento en cautividad está lleno de características anormales como idas y venidas, automutilaciones, golpearse con la cabeza, balanceos o morder los barrotes de las jaula”, agregó.
Explicó que estos animales, "a veces secuestrados de su medio natural, pasan la mayor parte de su vida atados o encerrados en jaulas, en las que apenas tienen capacidad de movimiento". "Como parte de su entrenamiento estos animales suelen sufrir malos tratos y vejaciones, así como la dominación a través del miedo", comentó.
Concluyó que este tipo de atracciones, "en los que la libertad y dignidad de un animal se ven mermadas en pos de la diversión, ofrecen una visión de la realidad distorsionada y antieducativa, en especial para los más pequeños". "Los niños y niñas deben ser educados en el respeto de los seres vivos y la naturaleza, y este tipo de espectáculos no contribuye a esa sensibilización", aseveró.
(SERVIMEDIA)
23 Abr 2015
MGR/caa