Rajoy lanzó esta idea, que formaba parte del programa electoral con el que concurrió a los comicios generales de 2008, durante su intervención en la clausura de la Escuela de Invierno del PP de Cataluña.

El líder de la oposición planteó esta iniciativa junto a un conjunto de medidas en materia de inmigración, como defender una política en esta materia "igual en toda Europa", prohibir por ley las regularizaciones masivas, expulsar del país a quienes cometan un delito doloso con pena de cárcel superior a los seis meses y rechazar el permiso de trabajo o residencia a aquellos sobre los que pese una orden de expulsión.

Rajoy presumió de mantener una postura "equilibrada" en materia de inmigración y criticó al Gobierno al entender que ahora se está "pagando, como ha sucedido en economía y otros asuntos, la política de la demagogia y del papeles para todos del Ejecutivo".

EL DEBATE DEL PADRÓN

Ante el debate suscitado por el Ayuntamiento de Vic sobre el empadronamiento de los inmigrantes, Rajoy considera que "el debate que hay que abrir en España debe versar sobre los requisitos para empadronarse y los efectos de ese padrón".

Subrayó las contradicciones existentes en la legislación actual, ya que, por un lado obliga a los ayuntamientos a empadronar a las personas en situaciones irregulares y, por otro, obliga a expulsar estas personas, a las que obliga a empadronar.

El presidente del PP cree necesario plantearse "cuál es nuestra capacidad de acogida", que a su juicio, "depende de dos factores como son el trabajo que hay en España y la capacidad de las administraciones públicas para prestar servicios públicos porque los ayuntamientos y las comunidades autónomas están pasando ahora por enormes dificultades".