Tras reiterar su petición de que “se ponga fin a esta situación de abandono de las promociones de vivienda pública en Madrid”, dijo que el problema son las deudas que el Instituto de la Vivienda de Madrid (Ivima) tiene con las comunidades de propietarios, la situación de los garajes que están sin entregar y, “lo más preocupante, las ocupaciones de viviendas vacías, que en algunos de estos barrios han dado lugar a la organización de mafias que ocupan los pisos para alquilarlos a terceros”.

Fernández Gordillo hizo estas peticiones a la directora del Ivima, que compareció esta mañana en la Comisión de Transportes, Infraestructuras y Vivienda de la Asamblea de Madrid para informar sobre las actuaciones realizadas por su departamento en la administración de las viviendas en estos barrios de Madrid.

Explicó que las deudas que el Ivima tiene con las comunidades de propietarios de estos pisos “ahogan el mantenimiento de los edificios, ya que las propias comunidades de inquilinos tienen que anticipar dinero de su bolsillo”.

Asimismo, criticó el hecho de que se siga sin entregar y ocupar los garajes "que se promovieron con esas viviendas después de la sucesión de contratos que ha puesto en marcha la Administración regional para adaptarlos a las normas vigentes del Ayuntamiento de Madrid".

El diputado socialista denunció “lo preocupante" que resulta el hecho de que se esté produciendo la ocupación de las viviendas vacías que tiene el Ivima. Destacó que las ocupaciones en algunos barrios “han dado lugar incluso a la organización de mafias que ocupan los pisos y luego los alquilan a terceras personas”.

“Esta es una situación lamentable, sobre todo en el barrio de la UVA de Hortaleza”, afirmó el diputado socialista, quien indicó que “es el último de los barrios incluido en un plan de remodelación que se puso en marcha en los años 80, un barrio que surgió en 1963 con 1.104 viviendas construidas y que debía alojar a 4.300 habitantes temporales por 15 años”. Sin embargo, afirmó que sigue sin terminarse la remodelación y sigue sin alojarse a los cerca de 600 vecinos que todavía están pendientes de la terminación de las obras.