"Estamos consternados por la agresión a la que nuestros equipos están siendo sometidos. Estamos decididos a llevar ayuda médica al pueblo de la República Centroafricana, pero en condiciones mínimas que deben respetar las partes en el conflicto. De no ser así, no podemos hacer nuestro trabajo", aseguró Javier Eguren, jefe de misión de MSF en este país.

Además, Médicos Sin Frontera negocia con las autoridades locales la posibilidad de continuar con sus actividades en Ndélé.

“Aquí llevamos a cabo más de 1.600 consultas semanalmente y alrededor de un tercio de ellas son de niños menores de cinco años. MSF es la única organización profesional de la salud en la ciudad, por lo que el impacto de nuestra retirada será trágico para esta comunidad”, reiteró Eguren.

Este suceso ocurrió poco más de un mes después de la masacre que MSF sufrió en Boguila (noroeste de la República Centroafricana), cuando 18 civiles, entre ellos tres miembros de Médicos Sin Fronteras, fueran asesinados en un ataque contra el personal de esta organización médico-humanitaria.

MSF subrayó que sus cooperantes fueron víctimas de 115 ataques entre diciembre de 2012 y marzo de este año en la República Centroafricana.