Investigadores analizan la respuesta de los mosquitos 'todoterreno' a diferentes niveles de contaminación fluvial

MADRID
SERVIMEDIA

Un equipo de investigadores liderados por la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) ha estudiado sobre el terreno de qué forma responde a la contaminación un tipo de mosquito, el ‘todoterreno’, que vive en tres ríos gallegos con altos niveles de residuos: el Sar, el Con y el Louro.

Un mosquito que habita en los ríos gallegos Sar, Con y Louro (los tres con altos niveles de contaminación pero con diferente intensidad) podría responder de forma diferente a nivel molecular a estos residuos en función del tipo de tóxicos a los que está expuesto, según informa la UNED en una nota de prensa.

Los investigadores han detectado en larvas recogidas en los tres ríos diferencias en los niveles de expresión de un gen responsable de la producción de una proteína clave en la respuesta de organismos frente al estrés, la HSP70. “Esta proteína está involucrada en la protección de las células ante situaciones de estrés, que ponen en peligro su supervivencia y, por extensión, la de los organismos de los que forman parte”, explica Rosario Planelló, investigadora del grupo de Biología y Toxicología Ambiental de la Universidad.

El trabajo, publicado en la revista ‘Environmental Toxicology’, refleja que en el río Con, el más contaminado en metales de los tres que se analizan en el estudio y el que cuenta con los niveles más bajos de materia orgánica (el alimento de sus poblaciones), los mosquitos experimentaron un descenso notable de su reserva energética, que es el glucógeno.

“El estrés crónico al que están sometidos por vivir entre tanta contaminación les supone un coste energético elevado y, al no disponer de tanto alimento en ese medio, necesitan obtener energía a partir de sus reservas de glucógeno, lo que explicaría la bajada de sus niveles”, apunta Planelló.

Los científicos también han analizado las deformidades que produce la contaminación sobre las piezas bucales en los insectos, y que se traduce en larvas a las que les faltan algunas piezas o tienen varias fusionadas. “La mayor incidencia de deformidades la encontramos en las larvas de los ríos Sar y Louro, que son los que cuentan con una mayor diversidad de contaminantes y en mayor concentración”, asegura Óscar Herrero, otro de los autores del estudio.

(SERVIMEDIA)
30 Ene 2014
DMM/gja