En rueda de prensa tras la Conferencia General de Política Universitaria, Wert reconoció que, aunque “en un clima de cordialidad”, muchas comunidades autónomas le manifestaron “sus discrepancias respecto a la propuesta” y le alertaron del “distinto impacto” de la medida en su territorio.

Castilla y León, Andalucía y Asturias reclamaron que el único requisito para acceder a una beca sea aprobar (esto es, un 5), mientras que otras, incluidas algunas más del PP, abogaron por que la exigencia de nota se quede en el 5,5 actual.

Después de analizar el real decreto junto a los responsables autonómicos de universidad, Wert aseguró que se ha comprometido "a recalcular todo lo que haya que recalcular para atender a las peticiones de las comunidades autónomas, y desde luego lo vamos a hacer con la voluntad de alcanzar el mayor acuerdo posible”.

Dijo que considerará la exigencia de 6,5 en el acceso a la universidad, aunque no precisó hasta qué punto estaría dispuesto a rebajarla, decisión en la que apuntó que también influirá la disponibilidad de recursos presupuestarios.

“En cuanto recalculemos las implicaciones económicas de estas peticiones, de algunas sugerencias de los rectores y también de algunas propuestas nuestras y seamos capaces de incorporarlas, daremos forma” al texto definitivo, subrayó Wert.

Asimismo, indicó que se estudiarán “los requisitos de mantenimiento” de la beca, esto es, la obligación de aprobar el 100% de los créditos matriculados (el 85% en las carreras técnicas), o de obtener una media superior al 6,5 en caso de no cumplir el primero de estos. "Dichas exigencia son suceptibles de un mayor refinamiento”, admitió Wert, quien indicó que las excepciones a la obligación de aprobar el 100% se podrían extender a más áreas de estudios, “según su dificultad”.

EL 5, DESCARTADO

Sin embargo, el ministro rechazó la propuesta de Andalucía, Castilla y León y Asturias de limitar la exigencia de nota al 5. “Los criterios en que se inspira este decreto son absolutamente incompatibles con esa idea de rebajar aún más la exigencia académica”, y a esto “no vamos a renunciar”, afirmó.

Además, prosiguió, este curso ya funcionó el 5,5 como nota exigida “y el número de becarios se ha mantenido prácticamente igual”. Según apuntó, el porcentaje de abandono en primero de carrera entre los estudiantes que acceden a la universidad con menos de 5,5 es del 20%, y si se tiene en cuenta el tiempo de permanencia en los estudios, los que entran con más de 6,5 tienen tres veces más posibilidades de acabar la carrera en los años establecidos (cuatro o cinco).

Wert utilizó estos datos para justificar la necesidad de pedir más nota, y recordó que la OCDE también ha respaldado la conveniencia de “vincular la concesión de becas a resultados académicos”.

La gran mayoría de comunidades sí se mostraron favorables con la obligación de aprobar gran parte de los créditos matriculados de cara a la renovación, indicó Wert.

Por su parte, el consejero de Economía, Ciencia e Innovación de Andalucía, Antonio Ávila, aseguró que en su comunidad hay entre 85.000 y 90.000 estudiantes por debajo del 6,5 en el acceso a la universidad, y aunque no todos ellos podrían optar a beca debido a su renta, esta medida los “dejaría fuera”.

“Si lo extrapolamos al resto del Estado, podrían estar en torno a los 340.000”, destacó. A su juicio, hay además políticas que “tienen un claro impacto regional” por sus consecuencias socioeconómicas, y “esto debe tenerse en cuenta”.

La misma idea expresaron la consejera de Educación de Asturias, Ana González; el director general de Universidades de Castilla y León, Ángel de los Ríos, y el secretario general de Enseñanza de Cataluña, Antoni Castellá, quien anunció que la Generalitat habilitaría un fondo para “cubrir” a aquellos estudiantes que se queden fuera.

El ministerio se reunirá este jueves de nuevo con los rectores para abordar el real decreto, y elevará un texto definitivo al Consejo de Estado.