Aznar hizo esta profesión de fe en el discurso que pronunció en el acto en que FAES entregó al rey don Juan Carlos su I Premio de la Libertad. El ex presidente del Gobierno destacó la "fortuna" que tuvieron los españoles por la "concurrencia única y crucial" de "una institución, la Monarquía, depositaria de la continuidad histórica de España en lo simbólico y lo institucional", y la propia persona del Rey, decidido a orientar al país a la democracia.

Tras elogiar la Transición, Aznar recordó que "la historia podía haber sido otra" e introdujo su advertencia de la necesidad de mantener y renovar los consensos y valores cívicos a través de las generaciones. Significativamente, citó a Montesquieu para comentar que las leyes importantes deben tocarse "con manos temblorososas", recomendando así responsabilidad y prudencia para afrontar cualquier reforma.

En esa línea, el ex presidente recomendó "revitalizar la arquitectura institucional y asegurar las condiciones de estabilidad y eficacia del modelo de organización del Estado", mientras que, por el contrario, propugnó "la necesidad de reformar el consenso social y asegurar la sostenibilidad del Estado del Bienestar".

Finalmente, Aznar dedicó unas palabras a comentar el 20 aniversario de FAES. En nombre de todos los miembros, proclamó: "Rechazamos el sectarismo por incivil y empobrecedor", "no somos neutrales porque las ideas para afrontar los problemas se tienen que traducir en opciones" y "rechazamos las servidumbres que exigen los paradigmas culturales con pretensiones hegemónicas".

Al acto de entrega del I Premio FAES de la Libertad asistieron, entre otras personalidades, la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal; el presidente fundador del partido, Manuel Fraga; la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre; el alcalde de la capital, Alberto Ruiz-Gallardón; y numerosos ex ministros de los gabinetes de Aznar, como Federico Trillo, Josep Piqué y Ana Pastor.