Afganistán. El equipo cuervo, los ojos que las tropas españolas tienen en el cielo
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Vuelan alto, pero sin despegar los pies del suelo. Se encargan de vigilar desde el cielo las zonas sensibles por las que posteriormente pasan las tropas española en sus misiones en Afganistán, controlando los posibles movimientos de los insurgentes para garantizar al máximo la seguridad de sus compañeros. Son los miembros del equipo Raven (cuervo en ingles), y dirigen los vuelos del avión no tripulado de la base española en Moqur, al este provincia afgana de Badghis.
Poco antes de las ocho de la mañana, el sargento primero Antonio Muñoz sube con su equipo a lo alto de los restos de una fortaleza inglesa del siglo XIX, con su aparato de vuelo en las manos. Tras instalar el pequeño puesto de control, encienden motores y hacen despegar el mini UAV (Vehiculo Aéreo no Tripulado) lanzándolo con la mano.
El aparato, de unos dos metros de longitud y cerca de dos kilos de peso, se eleva por el cielo afgano mientras el cabo primero Jorge García, operador de vuelo, controla sus pasos desde una consola.
“Alguna vez hemos visto como los vehículos que salían de un pueblo se desviaban todos del camino habitual, porque sabían que se había colocado un IED”, señala el sargento primero Muñoz en referencia a los dispositivos explosivos improvisados que utiliza la insurgencia contra las fuerzas de la coalición.
El sargento primero, como operador de la misión, habla sin levantar la vista de su ordenador, desde el que controla la ruta del avión no tripulado y analiza las imágenes que capta. Junto a Muñoz y María se encuentran los soldados Iván Pastor y Francisco García, el resto del equipo. Pertenecen a la sección de inteligencia de la Brigada Paracaidista, y llevan años operando estos vuelos no tripulados.
RECONOCIMIENTO Y VIGILANCIA
El equipo mini UAV Raven busca en las imágenes que el avión les transmite en tiempo real alguna señal que pueda revelar la presencia de la insurgencia, con el objetivo de proteger a los compañeros que salen a patrullar desde la base avanzada que las tropas españolas tienen en Moqur, a unos 25 kilómetros al noreste de la capital de la provincia de Badghis, Qala-i-Naw.
“Hacemos labores de reconocimiento y vigilancia”, explica el sargento primero Muñoz. A pesar de que el vuelo está programado de antemano con puntos geográficos, el equipo puede maniobrar si la misión lo necesita, tanto de día como de noche, ya que el aparato esta dotado de una cámara térmica. Las imágenes que se envían se graban para poder analizarlas posteriormente.
Si detectan algún “elemento hostil”, comunican de inmediato las coordenadas. Los miembros del equipo señalan que cuanto más al noreste vuelan de la base de Moqur, más movimientos insurgentes detectan.
El aterrizaje es igual de manual que la operación de despegue. Aproximan el avión hasta el suelo en el interior de la base y cortan el motor para que el aparato caiga.
En la actualidad, España tiene desplegados en Afganistán cerca de 1.500 militares, de los que en torno a 1.200 se encuentran en la provincia de Badghis.
(SERVIMEDIA)
22 Oct 2012
DCD