Además de Cano, también estaba citado el exjefe de Seguridad del BBVA Julio Corrochano, que ya dijo en una anterior comparecencia que González autorizó la contratación de una empresa para realiza ese espionaje y siempre estuvo al tanto de este asunto.

Cano acudió a declarar como imputado a petición propia, dos años después de que el juez le llamara por primera vez. En esa ocasión, se acogió a su derecho a no declarar dado que la instrucción estaba bajo secreto.

Esta vez, el exconsejero delegado acudió a la Audiencia Nacional para responder tanto al juez como al fiscal y a su defensa. Reconoció que conocía Cenyt pero insistió en que no sabía de su relación con Villarejo e inscribió la elección de esta empresa para hacer el trabajo como fruto de la relación “bilateral” que existía entre González y Corrochano.

Cano insistió en que no tuvo intervención alguna en la contratación de la empresa de Villarejo y negó haber hablado nunca con el presidente del BBVA sobre este asunto. Pese a ello, admitió haber firmado las facturas que pasaba el comisario jubilado como director de Recursos Humanos que era y con cargo al centro de costes de la Junta de Accionistas.

Por su parte, Corrochano respondió sólo a su abogado e insistió en la versión que dio al juez el pasado mes de octubre a través de un escrito en el que aseguraba que la decisión de contratar a Cenyt partió de González, que la adoptó con el conocimiento de Cano y del director de comunicación Javier Ayuso.

Corrochano había sido policía antes de ocuparse de la seguridad del BBVA y de esa etapa conocía a Villarejo. En su declaración, aseguró que Cano, como responsable del cumplimiento de los estándares éticos en las contrataciones externas y como responsable directo de la contratación conocía la contratación de Cenyt.

La defensa del expresidente del banco viene sosteniendo que nunca tuvo conocimiento de la empresa a la que se contrató ni de sus vínculos con Villarejo porque dejó el asunto en manos de Corrochano.