Así lo precisó durante su intervención en la inauguración del seminario ‘Estereotipos sexistas en publicidad, ¿cómo actuar desde las políticas públicas?’, organizado por su departamento en el marco de su Ciclo de Seminarios sobre Consumo Saludable y Sostenible y en la que advirtió de que la publicidad “está cargada de estereotipos, aunque no lo sepan los padres y las madres”.
“Muchas veces no tenemos la vacuna o el anticuerpo para detectar que ahí se está produciendo una transmisión de valores que reproducen estereotipos de género, que reproducen desigualdades”, admitió, para, a continuación, considerar “importante siempre ponerse las gafas violetas y estar alerta ante el tipo de mensajes que se transmiten” en los medios de comunicación y los “instrumentos publicitarios”.

De ahí la necesidad de proporcionar una “herramienta” a padres y madres para que, “sin culpar a nadie, simplemente asumiendo que todos somos parte de la sociedad y que nos hemos criado en estructuras culturales, de repente, veamos lo que antes no veíamos”. “Veamos que ese juguete o ese anuncio que hemos visto prácticamente reproducido de una manera similar desde que éramos chiquititos, incorpora dispositivos de transformación social que son negativos, que reproducen los estereotipos de género y que podamos advertirlo y cambiar nuestros hábitos de consumo”, apostilló, convencido de que, "desde la demanda también se puede influir, precisamente, en la oferta propia del catálogo de los juguetes”.

De este modo, explicó que, con la nueva guía, se trata de "dar pistas" a los progenitores "de cómo operan estos mecanismos”. “De que estén alerta, porque, desgraciadamente, todavía a día de hoy es habitual encontrarse con padres de familia que contemplan que no debe ser normal que un niño tenga una cocinita en Navidad”, ejemplificó, consciente de que esa realidad “es algo que tenemos que cambiar” y de la importancia de “aspirar” a que el consumo de los juguetes “dependa de la voluntad y de los gustos de los niños y de las niñas, y no sea filtrado a través de unos dispositivos de desigualdad de género que están en los anuncios y en nuestra mente”.

ELEMENTO PELIGROSO

“Alertarnos contra ello, permitirnos tener instrumentos para un consumo libre de estereotipos, es el objetivo que tendrá esa guía y futuras acciones del Ministerio de Consumo”, reiteró, para asegurar que su cartera “intentará”, con “todas” sus “herramientas y recursos”, continuar contribuyendo a alcanzar “un consumo libre de estereotipos, muy particularmente en menores de edad, niños y niñas", dado que la publicidad es también “vehículo de transmisión de principios, valores, comportamientos que, de una manera explícita o implícita, absorbemos” y que es “especialmente gravoso" en los menores, puesto que “pueden estar conformando sus identidades".

“En las últimas décadas hemos detectado en la publicidad comportamientos sexistas que tienen que ser erradicados y que, además, fomentan el machismo no solo a través de esa publicidad, sino que repercute a través de los principios y valores en otra serie de comportamientos”, dijo, para advertir de que es “un elemento peligroso que tiene un potencial riesgo" sobre el que, “en aras de la igualdad efectiva y de acabar con estas desigualdades de género, tenemos que actuar para que no se perpetúen”.
A este respecto, pese a los “avances de las últimas décadas en esta materia, en la que se ha mejorado mucho", reconoció cómo "todavía se sigue constatando que la imagen de la mujer y su rol en la sociedad siguen contemplándose bajo un prisma arraigado en un sistema patriarcal y totalmente desigual” y que persiste “una asimetría en el tratamiento publicitario de los juguetes” que contribuye a “normalizar una serie de prácticas culturales, valores y principios que son contrarios a las políticas de igualdad”.
“Esto es lo que nosotros queremos advertir, poner la alarma, poner las gafas violetas para que podamos contribuir a un consumo más responsable, a unas prácticas culturales feministas o prácticas culturales de igualdad que nos permitan aspirar a tener una sociedad mejor y, sobre todo, que rompamos ese nexo, en la medida de lo posible, que está haciendo que esta rueda siga avanzando”. “Existen una serie de normas previstas para que no se perjudique la igualdad o la imagen de la mujer, pero claramente obsoletas y que tienen unos parámetros de funcionamiento insuficientes”, por lo que, sentenció, urge “fomentar patrones de consumo libres de estereotipos”.