Ante más de 5.000 personas que llenaban el Palacio de Deportes de Zaragoza, Rubalcaba protagonizó el último de los tres mítines de esta campaña en los que ha coincidido con el ex presidente del Gobierno Felipe González, y en el que también estuvieron el secretario de Organización del PSOE y ex presidente de Aragón, Marcelino Iglesias; el alcalde de la ciudad, Juan Alberto Belloch; y la cabeza de lista al Congreso de los Diputados por la provincia, Pilar Alegría.

Justo el día en el que los diarios publican las últimas encuestas preelectorales, que siguen reflejando una amplia distancia del PP sobre el PSOE, el candidato no hizo mención a ellas, pero fue recibido con el aforo coreando “este partido lo vamos a ganar”.

En el turno de agradecimientos tuvo una mención expresa a Iglesias en clave interna al decirle que ha sido y seguirá siendo un excelente secretario de Organización del PSOE, un mensaje en clara referencia a sus intenciones para el congreso que el partido debe celebrar antes del verano.

Los socialistas, dijo a continuación, se sienten “con toda la legitimidad del mundo” para mostrarse “seguros” de que el PP retrocedería en materia de derechos, y frente a ello se declaró abiertamente partidario del derecho de las mujeres a decidir sobre su maternidad, y el de toda persona a compartir su vida con quien quiera y a llamarlo “matrimonio”.

Sus diferencias con Rajoy se visualizan en todo lo que va más allá de compartir la primera letra del apellido, también en sus respectivos ex presidentes, porque él a González le agradece todo lo que hizo y sigue haciendo por su país, y le escucha porque le da consejos, “no órdenes”.

José María Aznar le tacha de “irresponsable” pero eso lo es él mismo, por decir en campaña que España “está en la ruina”. Si esas declaraciones no tienen repercusiones en los mercados y en las bolsas, aseguró, es porque es “irrelevante”, porque los mandatarios saben que “habla con rencor de su país y le tienen descontado”.

“No pinta nada”, aseguró, salvo en Génova, en la sede del PP, donde repiten lo que él dice. Cuando ve a Rajoy leer casi todo lo que dice, explicó, inmediatamente ve a Aznar como “ventrilocuo”, y eso sí que lo considera preocupante para el país.

Cuando hay “incertidumbres por todos sitios”, dijo Rubalcaba, no es concebible que un candidato a la Presidencia del Gobierno pida a los ciudadanos “un cheque en blanco”, y por eso él en campaña está explicando su programa y “desenmascarando” el de Mariano Rajoy.

El programa del PP es ambigüo y omite asuntos delicados, denunció, pero esos recortes que el PSOE vaticina ya están llegando en las comunidades donde gobierna y, por ejemplo, en Galicia Alberto Nuñez Feijoo ya quiere poner límite al uso “abusivo” de la sanidad sin decir quién ni cómo define eso, y emulando al denostado “copago”.

No se puede gobernar, reiteró, “leyendo lo que a uno le han dictado, sin idas propias, sin capacidad de decisión, sin sensibilidad con quienes lo están pasando peor”, y todo es “lo que le falta a Rajoy”.

Continuamente Rajoy apela a la confianza, aseguró el candidato socialista, pero, precisamente, esa confianza se genera diciendo “la verdad” a los ciudadanos sobre lo que harás en caso de gobernar.

Frente a la tesis de “el cambio por el cambio, que vengan otros y lo intenten”, el candidato pidió a los indecisos que miren a su alrededor y comprueben qué ha pasado en los países que ya lo han experimentado, como Portugal o Reino Unido, y puso a Italia y lo ocurrido con Silvio Berlusconi como ejemplo de una semana en política es “una eternidad” y aún se puede remontar.

Y precisamente después de lo ocurrido con Berlusconi, llamó a los indecisos a participar en las elecciones para demostrar que son los votos los que cuentan en política, los que deciden la gestión.