Así lo demandó en un comunicado emitido coincidiendo con la celebración, hasta el próximo 22 de septiembre, de la Semana Europea de la Movilidad y en el que defendió que, junto a esta medida, otras como limitar y restringir tanto el espacio como el acceso de los coches particulares e implantar más zonas peatonales que favorezcan una movilidad sostenible, favorecerá el menor uso de vehículos y “transformará” las ciudades.
“Las calles recuperarán su función de lugares públicos de convivencia seguros para los colectivos más vulnerables como menores y bebés, personas mayores o personas con discapacidad”, advirtió, para, a continuación, señalar que un transporte público de calidad y accesible garantizará la movilidad a los colectivos económicamente vulnerables así como viajar “de forma asequible y respetuosa con el medio ambiente”.
A su juicio, “no es suficiente” con que las administraciones “interpelen” a los ciudadanos “intentando concienciarles” para que cambien sus hábitos y “haciéndoles, en parte, responsables de esta deriva contaminante” si, en paralelo, no se adoptan políticas públicas “efectivas que de verdad permitan articular un cambio real”.
En este punto, en relación al tren, el medio de transporte menos contaminante, criticó que se haya “priorizado” el uso de la alta velocidad frente a los usuarios del tren convencional y de cercanías. Esta “escasa inversión” se ha traducido, a su entender, en un servicio “de baja calidad, con trenes viejos, con escasos servicios, de elevado coste, con horarios insuficientes y constantes averías y retrasos”.
“Además de suponer una desconsideración hacia sus usuarios, esto favorece directamente el uso del coche particular”, sentenció.

AUTOBÚS
Con respecto al autobús, consideró que también requiere de “importantes inversiones” y abogó por implementar un servicio “de calidad y económicamente asequible”, dotado de estaciones y autobuses modernos con mejores servicios, más rutas, mayores frecuencias y mejores horarios.

Junto a ello, reclamó incrementar la intermodalidad para evitar que determinadas zonas queden aisladas y la adopción de soluciones que acaben con las “grandes congestiones” de tráfico que causan que los trayectos “se prolonguen en exceso”, con horarios “imprevisibles” y con “constantes averías y retrasos”.
CECU aseveró que los consumidores “están concienciados y son conscientes de la necesidad de actuar contra el cambio climático”, pero reiteró que solo sustituirán el vehículo privado si el transporte público se convierte en una alternativa “económica, cómoda y accesible”, que no suponga un “sobrecoste excesivo” en relación al uso del vehículo particular, que cuente con “horarios amplios y con frecuencias suficientes” y preste unos servicios de calidad.