Rajoy pronunció un discurso de unos 15 minutos en la clausura del congreso del PP gallego, que prometió que sería “breve y de verdad” y donde comenzó declarándose “consciente de mi papel, de lo que debo hacer y de por cuánto tiempo debo hacerlo”. Tras declararse orgulloso del anfitrión y presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, y garantizar su apoyo a la “alternativa sensata” que representa a su juicio el presidente del PP, Pablo Casado, frente al Gobierno de Sánchez, su predecesor dedicó unos reproches a este último, de quien dijo que “pone a la gente de los nervios”.

“En el Gobierno español hay demasiada política de tuit, de titular y de propaganda”, denunció, para proseguir: “Demasiados líos en el Gobierno aunque se haya ido Pablo Iglesias; sigue habiendo demasiados, dentro y fuera, con el Tribunal Supremo y ahora con el Tribunal Constitucional”. Según su tesis, eso le impediría ocuparse de lo que importa a los ciudadanos.

“Y hay demasiada patada al diccionario: el todes, el hijes”, añadió después, en clara referencia al lenguaje que intenta difundir la ministra de Igualdad, Irene Montero, para supuestamente dar cabida a las llamadas personas no binarias. “Hay demasiado artistas de la lengua española en el Consejo de Ministros”.

TRES TEMAS

Rajoy marcó tres temas cruciales que, según él, importa a los ciudadanos: la vacunación, la crisis económica y Cataluña. De la primera, dijo, aludiendo a su desempeño frente a a la crisis de 2008, que, “si no hay vacunas y no se ponen con suficiente rapidez, para eso está el Gobierno de España, para asumir responsabilidades en momentos difíciles, como otros hicimos en otras oportunidades”.

Sobre la crisis económica, dijo que su Gobierno ya superó una muy dura y advirtió de que “la receta de más gasto, más impuestos y más regulación nunca sacó a nadie de ninguna crisis”. Así, aunque concedió que “en un primer momento son necesarias las políticas expansivas”, también hacen falta reformas estructurales para reducir el déficit y “de eso ahora no hay nada”. En particular, criticó la reforma de las pensiones porque a su juicio “es una marcha atrás que generará, y, si no, al tiempo, muchos problemas en el futuro”.

Finalmente, se refirió a Cataluña, sobre cuyo conflicto dictaminó que “conviene que quede claro” y “no generar ninguna duda” y “que no se discuta demasiado sobre este asunto”, porque un referéndum de independencia “va contra la Constitución española, contra las leyes, en contra del mundo en que vivimos y no es posible”.

“No va a haber nunca, sea quien sea el presidente del Gobierno, un referéndum de autodeterminación, porque es ilegal, porque la soberanía corresponde a todos los españoles, a todos sin excepción, y sólo ellos pueden disponer de su país”, proclamó. Por eso, algo que nunca ha puesto en duda Sánchez, previno contra el peligro de que “con el único objetivo de ganar tiempo, se creen demasiados problemas”. Según concluyó, “sería un error generar falsas expectativas sobre la celebración de un referéndum; eso solamente iba a crear frustración y enfrentamiento”.