Para Pérez Bueno, el ferrocarril tiene la ventaja de que “es percibido como el transporte más amigable por las personas con discapacidad, por su seguridad, comodidad, eficiencia y sostenibilidad, pero esta apreciación positiva pasa por que sea accesible y asequible”.

En relación a los desafíos, el responsable del Cermi reclamó “cumplir la ley, sin excusas ni pretextos”, ya que, afirmó, las leyes de accesibilidad “se están incumpliendo generalizadamente por los poderes públicos, primeros obligados, y por los gestores y operadores ferroviarios”.

En cuanto a los retos del modo ferroviario en relación con las personas con discapacidad, el presidente del Cermi enfatizó la consideración de las nuevas accesibilidades, como la cognitiva, “dándole debida respuesta”; la intermodalidad; la digitalización de la experiencia de viaje y la libre configuración de los apoyos y recursos para la plena y satisfactoria usabilidad de la movilidad ferroviaria.