Según el ‘Informe Juventud en España 2020’, elaborado a partir de 1.202 entrevistas en jóvenes entre 15 y 29 años y coordinado por el politólogo Pablo Simón, recurrir a la prostitución es una práctica “desproporcionadamente masculinizada”, ya que apenas un 1% de las mujeres lo ha hecho frente a uno de cada diez varones.

Asimismo, explica que “los factores que hacen más probable que el joven declare haber consumido prostitución al menos una vez en su vida son tener más edad y que se declare como creyente”. En concreto, apunta que quienes se declaran religiosos y recurren a la prostitución son un 7% frente a un 5,4% de los no creyentes.

Entre los más jóvenes, el 4,5% de los que tienen entre 15 y 19 años ha consumido prostitución al menos una vez en la vida, porcentaje que se eleva hasta el 7,7% en la franja de 25 a 29 años. Asimismo, según el estudio, “el nivel educativo es un elemento que hace que el joven sea menos propenso a declarar haber consumido prostitución”.

Otra de las conclusiones de este informe es que la pornografía supone un riesgo para las relaciones sexuales sanas para los jóvenes, ya que muchos lo consideran como “escuela de sexualidad”.

En concreto, el consumo de pornografía está generalizado entre los jóvenes varones, ya que el 85% declaran haberla visto al menos alguna vez, frente al 50% de las mujeres. De hecho, casi la mitad de los hombres encuestados ven porno al menos una vez por semana frente al 10% de mujeres.

Con todo, lo relevante es que un 32% de varones dice inspirarse mucho o bastante en el porno en sus relaciones sexuales, frente a un 24% de ellas. Además, serían los hombres jóvenes con menor nivel educativo los que más se inspiran en la pornografía para sus prácticas sexuales.