Seguridad vial
La DGT denunció más de una vez a casi 2.900 conductores por no llevar el cinturón en 2020

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La Dirección General de Tráfico (DGT) denunció más de una vez durante el año pasado a 2.883 conductores por no llevar puesto el cinturón de seguridad, a pesar de las restricciones de la movilidad impuestas por la pandemia del coronavirus.
El volumen de conductores reincidentes por esa infracción ha variado en el último lustro (3.154 en 2016, 2.274 en 2017, 2.628 en 2018, 3.144 en 2019 y 2.883 en 2020), según informó este jueves la DGT.
De las 870 personas fallecidas en carretera durante el año pasado, 125 no llevaban puesto el cinturón de seguridad (un 26% del total), en tanto que un 15% de las 2.797 personas hospitalizadas por accidente de tráfico en vías interurbanas no hacían uso de ese elemento de seguridad.
Por ello, Tráfico desarrolla esta semana una campaña especial de intensificación de la vigilancia y el control de este dispositivo de seguridad y de los sistemas de retención infantil.
La primera campaña de divulgación que realizó la DGT sobre el uso del cinturón de seguridad fue a comienzos de la década de 19 70. “Han pasado más de 45 años y seguimos insistiendo en su uso, porque todavía fallecen personas que no lo llevan puesto en el momento del siniestro”, destacó este organismo.
SALVA VIDAS
Además de la cantidad de vidas que el cinturón salva cada día, (hay informes que hablan de más de un millón desde su implantación en 1958), este elemento también reduce la aparición de lesiones y su gravedad.
Según la DGT, el cinturón de seguridad retiene y evita que el cuerpo humano se golpee contra superficies duras en caso de accidente. Por eso, cuando una persona no lo lleva y viaja libre dentro del vehículo, sea cual sea el asiento que ocupe, un simple frenazo provoca un desplazamiento del cuerpo, un choque contra el parabrisas o elementos como el salpicadero o contra otro pasajero. “A 50 km/h, el resultado de una colisión es similar a caer desde un segundo piso”, recalcó.
De hecho, el propio impacto puede provocar roturas en los órganos internos. Por ejemplo, un golpe en el tórax puede fracturar las costillas y convertirlas en cuchillas sobre los pulmones y el estómago, al igual que las arterias o la vejiga, también puede romperse por el impacto. Todo ello sin olvidar las posibles lesiones en la columna vertebral con las fatales consecuencias que éstas tienen.
Por el contrario, todos esos traumatismos son prácticamente imposibles en el caso de llevar el cinturón puesto de forma correcta.
Las razones por las que sigue habiendo un porcentaje de conductores que no utiliza el cinturón de seguridad son variadas: trayectos cortos, sólo en el casco urbano, ir despacio... Además, concluyen en esos conductores rasgos como sobrevalorar sus capacidades al volante, un rechazo generalizado a las normas o ver únicamente la parte punitiva de no llevarlo y pensar que ‘a nosotros no nos van a pillar’.
El Consejo General de la Psicología, a través de su División de Tráfico y Seguridad, considera que detrás de esos conductores que incumplen de forma sistemática la norma hay una percepción errónea o disminuida de la realidad, una falta de conciencia sobre la vulnerabilidad y fragilidad ante un accidente.
Además, apunta que suelen tener en común una falta de aceptación de las normas que no sólo se circunscribe al ámbito del tráfico, sino a su vida en general, con comportamientos impulsivos e impetuosos que les impiden reflexionar sobre las consecuencias que pueden tener sus comportamientos para ellos mismos y para el resto de personas que viajen con él en el vehículo.
(SERVIMEDIA)
11 Mar 2021
MGR/gja