Lo dijo durante una conversación que mantuvo con el vicepresidente ejecutivo de la Fundación Alternativas y exsecretario de Estado para la UE, Diego López Garrido, sobre la Estrategia de Acción Exterior 2021-2024, en el marco de un acto organizado por la Fundación Alternativas.

La jefa de la diplomacia española puso de manifiesto que la referida estrategia “no es una colección de actividades, de pronunciamientos, de actos, de eventos o de conferencias”, sino “la columna vertebral” en torno a la cual se compilan “los principios y valores que España quiere proyectar y promocionar al mundo”.

Añadió que, a diferencia de estrategias pretéritas, la recientemente aprobada por el Consejo de Ministros ha contado con el concurso de las comunidades autónomas, los ayuntamientos, el conjunto de los partidos políticos, las empresas, las ONG, los centros de pensamiento y las universidades.

Explicó que la estrategia tiene “una adhesión a largo plazo” como consecuencia de las “fracturas” que coexisten en el mundo actual en materia económica, ecológica y tecnológica, las cuales tienen su impacto en lo democrático.

Por ello, detalló que, ante los desafíos anteriores, España ha optado por centrarse en “cuatro ejes fundamentales”: “dotar de solidez a las democracias protegiendo y amparando los derechos humanos”; defender la igualdad y la diversidad, lo que le permitió anunciar que la próxima semana su departamento dará a conocer los elementos que conformarán la “política exterior feminista”; “trabajar para impulsar un nuevo contrato social para responder a la brecha de desigualdad”; y proporcionar una “respuesta ecológica” ante los retos que plantea el cambio climático en el siglo XXI.

Tras esta declaración de intenciones, González Laya planteó el siguiente dilema: la conveniencia de abordar los retos que tiene ante sí la comunidad internacional desde una óptica unilateral o desde una perspectiva multilateral.

La ministra dejó claro que España aboga por la segunda de las opciones, “sin caer en la beatería multilateralista”, como dijo que ha quedado patente durante la pandemia del coronavirus, cuando España se ha destapado como un “actor nodal” en la respuesta económica y sanitaria de la UE ante esta crisis de salud pública internacional.

Por su parte, González Laya reflexionó sobre otras cuestiones propias de la agenda internacional, tales como las expectativas generadas por la llegada de Joe Biden a la Casa Blanca, que ha de servir, desde su punto de vista, para “reformular la relación trasatlántica”; el papel de China en la escena internacional, país con el que optó por “abrir espacios de colaboración y cooperación” en el marco de una “agenda positiva”; y la rivalidad occidental con Rusia, al que calificó como un “vecino inevitable”.

La ministra comentó que “habrá una cumbre (bilateral) entre la UE y EEUU”, sin concretar la fecha, aunque adelantó que “ya ha habido contactos para resetear la relación trasatlántica”. Respecto de la “cumbre por la democracia” que se comprometió a convocar Biden, instó a celebrar una “cumbre sobre la democracia”, ya que el reciente asalto al Capitolio “ha puesto la luz sobre un problema que no se da sólo en el Capitolio, sino en otras democracias plenas como la española”. “Ser una democracia plena no es ser una democracia perfecta”, previno la ministra.

A su vez, González Laya disertó sobre la próxima celebración de la Conferencia sobre el Futuro de Europa aseverando que ésta no debe discutir sobre cambiar los tratados, sino sobre la distinción de aquellas áreas en las que “se ha de reforzar la resiliencia europea”.

Por último, manifestó la importancia de que en este cónclave se sienten las bases para alcanzar “un poco más de consenso sobre las cuestiones de fondo” que afectan a la UE, tales como los “estragos” que causa “la competencia fiscal, el ‘dumping fiscal’, entre los Estados miembros”.