Energía
El 71% de la energía en la UE es de origen fósil, casi 10 puntos menos que en 1990
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Los combustibles fósiles representaron el 71,46% de la energía bruta disponible en la UE en 2019, lo que supone 10,9 puntos porcentuales menos que en 1990, primer año con datos disponibles.
Así figura en los datos de Eurostat sobre la proporción de combustibles fósiles (carbón, gas natural, petróleo crudo y productos del petróleo, turba y productos de turba, esquisto bituminoso y arenas bituminosas y desechos municipales e industriales no renovables) en la energía bruta disponible, que es la cantidad de energía necesaria para satisfacer las necesidades energéticas de todas las actividades en un país o una región.
Esto también incluye la transformación de energía (incluida la generación de electricidad a partir de combustibles), las pérdidas por distribución y el uso de productos de combustibles fósiles para fines no energéticos (por ejemplo, en la industria química), así como los combustibles fósiles utilizados para el transporte, incluido el comprado dentro del país que se utiliza en otros lugares (por ejemplo, aviación internacional, búnkeres marítimos internacionales y, en el caso del transporte por carretera, el 'turismo de combustible').
En 2019, los combustibles fósiles aglutinaron el 71,46% de la energía bruta disponible en la UE, porcentaje que ha ido reduciéndose gradualmente desde 1990 debido al auge de las energías renovables. Sólo en dos ocasiones hubo incrementos interanuales en 30 años de registro histórico: en 1992 (con el 80,60%, cuando en 1991 fue del 80,47%) y en 1995 (80,07%, por 79,98% de 1994).
Los datos de Eurostat, recogidos por Servimedia, indican que el mínimo histórico en la UE llegó precisamente en 2019, con el 71,46%, en tanto que el máximo se produjo en 1992, con el 80,60% del total de la energía bruta disponible.
No obstante, la UE aún depende en gran medida de los combustibles fósiles para el suministro energético nacional general. El suministro total de energía nacional incluye la transformación de energía (como la generación de electricidad a partir de combustibles fósiles), las pérdidas de distribución de productos fósiles utilizados con fines no energéticos (por ejemplo, lubricantes) y los combustibles fósiles utilizados para el transporte (combustible comprado dentro de la UE, incluso si se utilizó en otra parte).
En 2019, Malta fue el país de la UE más dependiente de los combustibles fósiles para su energía bruta disponible (96,67%), por delante de Países Bajos (92,40%), Chipre (91,53%), Polonia (89,60%), Irlanda (88,88%), Grecia (85,68%) y Luxemburgo (81,81%). La mayoría de los demás Estados comunitarios tenían cuotas del 60% al 80%, como España, en la duodécima posición con el 74,14%. Sólo Suecia (31,81%), Finlandia (42,80%) y Francia (49,63%) tenían cuotas inferiores al 60%.
En cuanto a la década de 2010 a 2019, los mayores descensos de la dependencia energética de los combustibles fósiles se produjeron en Estonia (17,46 puntos porcentuales menos), Dinamarca (-17,44 puntos) y Finlandia (-14,27 puntos). Todos los países experimentaron caídas y la mejor la protagonizó Alemania (-0,78 puntos).
Y en relación al periodo entre 1990 y 2019, las principales disminuciones llegaron a Estonia (-31,47 puntos), Dinamarca (-27,21) y Rumanía (-23,33), y las menores caídas se produjeron en Bélgica (-3,26), Malta (-3,33) y España (-3,95).
(SERVIMEDIA)
04 Feb 2021
MGR/clc