En concreto, el número de cruces irregulares de las fronteras exteriores de la UE cayó un 10% (114.300 en el período de enero a noviembre de 2020), lo que representa el nivel más bajo desde 2015.

Si bien se produjo un considerable descenso del número global de entradas por los países del Mediterráneo oriental (-74%), la reducción se debió sobre todo al escaso número de llegadas a Grecia desde Turquía.

En cambio, las entradas de migrantes irregulares a Italia y Malta por el Mediterráneo central aumentaron en un 154%. En 2020 se registraron más de 34.100 llegadas (en su mayoría, por Lampedusa), frente a las poco menos de 11.500 del año 2019.

Del mismo modo, España, y más en concreto las Islas Canarias, experimentaron un aumento significativo de las entradas irregulares (+46%, 35.800 personas) en comparación con 2019. En España, el efecto de las restricciones derivadas de la Covid-19 en las llegadas irregulares fue temporal, pues desde agosto de 2020 el número de llegadas viene siendo superior al de 2019.

En ambos casos, muchos de los nuevos migrantes provienen de países azotados por la crisis económica, no tanto por conflictos. La disminución de las remesas a nivel mundial tal vez agudice esta tendencia, advirtió la UE.

Hasta que no se contenga la pandemia y se vaya recuperando la economía, las escasas perspectivas laborales y las deficiencias sanitarias en los países de origen seguirán motivando la emigración a la UE, concluyó.

Por otro lado, el mar Mediterráneo sigue cobrándose vidas humanas, advirtió. Si bien 2020 fue testigo de una disminución en el número de salidas, se notificó el fallecimiento o la desaparición de 1.754 personas, frente a las 2.095 personas fallecidas o desaparecidas en 2019.

La UE registró unas 390.000 solicitudes de asilo (de las que 349.000 eran nuevas) durante los 10 primeros meses de 2020, lo que equivale a un 33% menos que en el mismo período de 2019.

A finales de octubre de 2020, el número de casos pendientes ascendía a 786.000, un 15% menos que a finales de 2019. Esto quiere decir que, en toda la UE, el retraso acumulado equivale al volumen de nuevas solicitudes presentadas a lo largo de un año, con marcadas diferencias de un Estado miembro a otro. La tasa de reconocimiento o porcentaje de solicitudes de asilo resueltas positivamente en primera instancia -incluidas las decisiones de concesión del estatuto humanitario- se situó en el 43%.