150 NIÑOS ESPAÑOLES PERMANECEN SECUESTRADOS POR SUS PADRES, SEGUN DENUNCIA LA FEDERACION DE MUJERES SEPARADAS Y DIVORCIADAS
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Un total de 150 niños y niñas españoas se encuentran en la actualidad secuestrados por uno de sus progenitores, en la mayoría de los casos por su padre, según denunció hoy la Federación de Mujeres Separadas y Divorciadas.
La presidente de la federación, Ana María Pérez del Campo, subrayó que los daños psicológicos e incluso físicos que estos niños padecen "dejan huellas indelebles en su vida, igual que en las de sus madres".
Por esta razón, la federación decidió personarse como acción popular en el procedimiento que se sigue contraWalid Chikhani, acusado de secuestrar a sus dos hijas, y anunció que de ahora en adelante se personará en todos aquellos casos que se vayan produciendo.
Precisamente este mismo año Pérez del Campo, como directora del Centro de Atención, Recuperación y Reinserción de Mujeres Maltratadas, elaboró un estudio, al que tuvo acceso Servimedia, que demuestra que en el 90 por ciento de los casos estos secuestros suceden con ocasión de la separación o el divorcio.
La sustracción más frecuente es la de un slo menor, aunque en algunos casos son más. Niños y niñas son indistintamente vulnerables al secuestro parento-filial y ofrecen mayor riesgo cuanto menor es su edad. En general, los menores de dos años son las víctimas más frecuentes, seguidos de los comprendidos entre los 3 y los 5 años y, en último término, está la franja de entre 6 y 7 años de edad.
En España, la edad media de los niños y niñas desaparecidos en estas circunstancias es de 3 años en el momento de su desaparición. Algunos menores tenía apenas meses.
PERFIL DEL SECUESTRADOR
La edad media del progenitor que secuestra a su hijo es de 28 a 40 años. Utilizan varios medios de transporte para ejecutar el secuestro y los menores suelen ser raptados durante las horas de visitas o vacaciones establecidas por el juzgado.
El secuestrador, según el informe, suele comunicarse con el otro progenitor una vez efectuado el secuestro, para anunciarle que no volverá a ver al pequeño, y no suele utilizar la fuerza física para llevarse al niño. En un 50 por ciento de los casos cuenta con cómplices. Estos suelen ser miembros de la familia, amigos o compañeros actuales del secuestrador. Además, el raptor habitualmente amenaza al otro progenitor con el secuestro del menor mucho antes de efectuarlo, poniendo condiciones abusivas a cambio de no hacerlo.
A menudo, el sustractor se considera por encima de la ley, menospreciando las resoluciones judiciales. En no pocas ocasiones, según el estudio, se utiliza este tipo de secuestros con el fin de bligar al otro progenitor a retirar sus acciones legales y a restaurar la convivencia o, en otros casos, para que su pareja acepte condiciones patrimoniales o económicas abusivas.
Asimismo, Pérez del Campo advierte de que las consecuencias de un secuestro parento-filial son muy graves para el menor, según los resultados del estudio, entre otras cosas porque generalmente se le traslada clandestinamente del hogar y fuera de su país de origen.
Se priva al niño de toda comunicación con el otro progentor y muchas veces se le engaña diciéndole que éste ha muerto o que le ha abandonado. En la mayoría de los casos se convierte al pequeño en fugitivo, sometiéndole a un permanente cambio de lugar para burlar el control policial.
Normalmente, el niño secuestrado presenta sentimientos de frustración o depresión, pueden sufrir malnutrición, en casos extremos algunos sufren abusos sexuales o maltrato físico, son muy vulnerables, muestran deficiencias de integridad emocional y en la mayoría de los casos el enor que ha sufrido estas circunstancias genera una posterior conducta antisocial.
(SERVIMEDIA)
24 Nov 1999
SBA