En concreto, el grupo turístico tuvo unas pérdidas de 111,1 millones de euros durante el tercer trimestre del año, el correspondiente al principal periodo vacacional y turístico del ejercicio, frente a los 53,3 millones que ganó entre los meses de julio a septiembre de 2019.

Por otro lado, el Ebitda se situó en un valor negativo de 98,8 millones, frente al dato positivo de 374,9 millones de 2019, mientras que el resultado de explotación (Ebit) fue de -416,2 millones, lejos de los 187,9 millones en positivo de 2019.

Durante el tercer trimestre, los ingresos consolidados alcanzaron los 111,1 millones, un 78,5% menos que el mismo periodo del año anterior, mientras que el ahorro en gastos operativos del trimestre fue de un 60,6%, permitiendo que el Ebitda se situara en -27,6 millones.

A los nueve meses, los ingresos sin plusvalías cayeron en un 68,9% respecto a 2019, mientras que la deuda neta se incrementó en el tercer trimestre en 102,3 millones, alcanzando a cierre de septiembre los 2.425,7 millones. Durante el tercer trimestre, el número de habitaciones disponibles alcanzó el 51,5% respecto al mismo periodo del ejercicio anterior.

Según indicó la compañía, confían en “que lo peor de la crisis ha quedado atrás, si bien para este cuarto trimestre, los retos que se presentan están marcados por las potenciales restricciones, que se están implementando por los diferentes gobiernos, derivadas de los rebrotes originados por el coronairus, como es el caso actual de la mayoría de países en Europa, donde se tendrá que apostar por una estrategia con alta flexibilidad”.