En una declaración en catalán e inglés, autocalificada como institucional, tras recibir la notificación de su inhabilitación, y que hizo desde el Palau de la Generalitat acompañado por todo su Gobierno, Torra presentó su destitución como producto de un “golpe urdido por el Estado español”.

Aseguró que las “irregularidades” que hayan podido producirse en el proceso “tendrán su juicio en Europa”, que es “el único lugar donde podemos encontrar justicia”. Más tarde reiteró: “Llevaré nuestra causa de independencia a Europa. Y ganaremos”.

Por otra parte, Torra reiteró su convicción de que “la única manera de avanzar es a través de la ruptura democrática” con España. Algo que apuntaló asegurando que si Cataluña hubiese sido un Estado habría podido luchar mejor contra el coronavirus. Además, reprochó al Supremo que le haya podido “más la sed de venganza” que el respeto por la salud, al “volver a interrumpir el funcionamiento de las instituciones catalanas” en plena pandemia.

“La represión no tiene límites pero la autonomía sí y es la gran lección de hoy”, afirmó, antes de reconocer que no había “podido avanzar más” hacia la independencia, aunque él estaba dispuesto a asumir todas las consecuencias. Ahora bien, aseguró haber “trabajado mucho en un contexto muy difícil” y apuntó que el que “no estemos hoy en condiciones de terminar el camino de la libertad no quiere decir que hayamos dado un paso atrás” porque “votaremos las veces que sea necesario”.

En particular, concretó, “tendremos ocasión de avanzar en esa dirección en pocos meses”, en las elecciones catalanas que dijo que “deben ser un punto de inflexión, un plebiscito para confirmar el mandato del 1-O”.

Para esas elecciones, defendió finalmente que la independencia es “un objetivo más importante que todos los intereses partidistas” y advirtió de que “la represión quiere que nos dediquemos a la discordia, a las disputas domésticas, que nos peleemos por las migajas”.